Objeto directo con preposición
En esta oración, ambas formas son correctas, con y sin preposición ante el objeto directo: En 1773, el Papa suprimió (a) la Compañía de Jesús.
La preposición a suele emplearse cuando el objeto directo de una oración es una persona o una entidad personificada. Suelen personificarse, y por tanto construirse con preposición, los nombres de empresas, corporaciones, instituciones y, en general, agrupaciones de personas que se asimilan a los nombres colectivos, como colegio, compañía, consejo, junta, sindicato, etcétera.
Cabe señalar que los entes personificados, cuando funcionan como objeto directo, vacilan entre llevar o no la preposición, a diferencia de los objetos directos de persona, que forzosamente llevan la preposición a.