El auge de la sigla LGBTIQ, entre otras variantes, se relaciona con los movimientos políticos en torno a la sexualidad, su empleo se puede rastrear hasta el activismo de la década de 1950.
La letra G proviene de gay, ‘alegre, feliz’ en inglés, vocablo con el que los activistas estadounidenses sustituyeron a otros términos despectivos. La L dio visibilidad a las lesbianas, que disipó la carga peyorativa a la palabra lesbianismo y a sus derivados. Este vocablo alude a la poeta de la Grecia antigua Safo originaria de la isla de Lesbos.
Las personas trans (travestis, transexuales y personas transgénero) y las bisexuales se visibilizaron al agregarse las letras B y T, con lo que las siglas quedaron LGBT o LGBTTT. La letra I se refiere a las personas intersexuales, quienes tienen características corporales que parecen no ajustarse a las nociones biológicas típicas de lo que es un hombre o una mujer, sino que su anatomía genital y sexual o sus patrones de cromosomas tienen características propias y que no tienen relación con su orientación sexual.
La Q representa la palabra queer, ‘raro’ en inglés, que abarca las diversas expresiones de género y orientaciones sexuales, y aspira a que la fluidez del deseo sexual y la pluralidad amorosa tengan un lugar reconocido. Una persona queer puede identificarse a la vez como hombre y como mujer y sentirse atraída por hombres y mujeres, por hombres viriles o afeminados o por mujeres femeninas o masculinas.
Fecha en las cartas escritas en la Ciudad de México