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glosa está constituida por un romance o romancillo, de música siempre
mofónica, interrumpido acá y allá por la repetición íntegra del estrib
siempre polifónico y de amplias dimensiones.
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No es casual, pues, qu
su primerísimo testimonio (la
Flor
de 1589) “La más bella niña” lle
impreso el estribillo al comienzo, como en las letrillas, y que su título, a
en las dos
Flores
de 1592
,
fuera “Canción”; tampoco es casual que en o
testimonios se intitulara “Letra” o “Letrilla”.
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Este aspecto, que es mu
más que un mero detalle, merecía también ser destacado en una edi
crítica del poema.
¿Pero cómo editar este poema, y muchísimos más, de manera que ta
avatares y tanta movilidad causada por la trasmisión queden de manifi
y no sumergidos en la edición de un texto único y un inmisericorde “
rato de variantes”? Tal parece que hay ahora una posibilidad estupenda
hacerlo: la creación de un corpus electrónico relacional. Porque, nos
Cristina Azuela,
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la disposición en la pantalla de la computadora, a tr
de diferentes ventanas, permite la lectura simultánea y la interrelació
muchas versiones. Y aquí volvemos nuevamente a nuestro Bernard Cer
glini, quien, en traducción de la citada investigadora mexicana, escribi
1989: “La lectura en pantalla convoca, acerca, relaciona y dispone seg
tos de lo escrito surgidos de las reservas inmensas, oscuras e impensable
la memoria electrónica”.
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Así, la informática nos proporcionará la manera de superar a las actu
ediciones críticas y podremos tener una visión admirable de la gran ri
za, real y potencial, de nuestra pequeña obra maestra, de nuestro poem
movimiento.
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Cf. “La letrilla romanceada”, publicado en 1993 y reimpreso ahora en mi
Poesía popula
pánica: 44 estudios.
En las ediciones críticas modernas de la lírica cantada de Luis de Góngora
trazado una línea divisoria tajante entre las
letrillas
con estrofas de rimas consonantes termi
en la repetición parcial del estribillo (la edición de Robert Jammes) y los
romances
(la de Ant
Carreira). Entre estos últimos hay, ciertamente,
letrillas romanceadas
, como, por ejemplo, “Q
nos va la Pascua, mozas” (ed. Carreira, núm. 8), fechada en 1582, que en todos los testimo
menos uno, comienza incluso con el estribillo.
25
Véase la edición de Carreira, “La letrilla romanceada”.
26
Entre la voz y el silencio
, p. 353.
27
Ibidem
.