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a consolidar la secularidad del Estado. En este punto es necesario subray
que la lucha por el laicismo en México no es el resultado de una pugn
entre grupos religiosos diversos ni por antagonistas de la religión católic
Es bien conocida la experiencia europea, en especial la serie de tension
motivadas por la Reforma y la Contrarreforma que desembocaron en l
Guerra de Treinta Años, cuya culminación en la Paz de Westfalia estableci
las bases para el reconocimiento internacional de la soberanía y de la sec
laridad de los Estados.
En el caso mexicano la necesidad de secularizar la vida pública partió d
una convicción generalizada que no tuvo por origen discrepancias religi
sas. Se calcula que en 1860 México contaba con una población de entr
8.5 y 9 millones de habitantes;
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35 años más tarde, el primer censo d
población del país mostró que el número de habitantes alcanzaba 12 70
294. De éstos, 12 584 955 (99% del total) se declararon católicos. Entr
los grupos minoritarios, el de agnósticos y ateos era el más abultado, con 6
491 personas, mientras que los evangélicos sumaban 41 502. Es de sup
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El discurso del presidente Ignacio Comonfort celebrando la promulgación concluyó invocan
al “Ser Supremo”, y el del vicepresidente del Congreso, León Guzmán, culminó diciendo que l
diputados “bendicen en lo íntimo de su alma el santo nombre de Dios”. Por otra parte, los diferent
lemas oficiales ofrecen también un indicador de la tendencia secularizadora del Estado. Los registr
del lema “Dios y libertad” se remontan a 1824; este lema comenzó a caer en desuso a partir de 185
aunque todavía era utilizado por Melchor Ocampo y por Francisco Zarco en 1861. En 1862 l
documentos oficiales aparecían sin lema o con cualquiera de los dos siguientes: “Dios, libertad y R
forma” o sólo “Libertad y Reforma”. A partir de 1865 se comenzó a emplear “Independencia, Con
titución y Reforma”; desde 1867 fue común “Independencia y libertad” y de 1876 en adelante tod
los decretos, las comunicaciones y las proclamas oficiales incluyeron “Libertad y Constitución” (co
algunas variantes en la fase inicial, como “Libertad en la Constitución” o “Constitución y libertad”
que perduró hasta la Revolución, en cuya fase inicial se usó el lema de “Constitución y reformas”.
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En 1849 el presidente José Joaquín Herrera estimaba que la población del país era de ent
8.5 y 9 millones de habitantes. Véase Gilberto Loyo,
La política demográfica de México
, Institu
de Estudios Sociales, Políticos y Económicos del pnr, México, 1935, p. 72. Es comprensible q
11 años después no se haya movido mucho en relación con esa estimación, habida cuenta de l
datos que arrojó el censo de 1895. Por otra parte, Canudas estima que la población en 1860 era
alrededor de 7.5 millones, pero esto significaría que en el curso de 35 años habría aumentado m
de cinco millones, equivalentes a 66%, lo que correspondería a una tasa anual muy elevada. Véa
Enrique Canudas,
Las venas de plata en la historia de México: Síntesis de historia económica, siglo
XI
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, Villahermosa, 2005, p. 1040.