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lo cierto es que sus contemporáneos ilustrados y modernos combatiero
hasta con las armas en la mano, la independencia de América, a pesar d
que se opusieran a las posiciones retrógradas de Fernando VII. Es el cas
tal vez paradigmático, de Manuel Abad y Queipo, el obispo electo de M
choacán, que excomulgó a Hidalgo y a Morelos, y que tenía incoado, si
embargo, un proceso inquisitorial por afrancesado y hereje. Abad y Que
po participó en la Revolución de Riego, fue diputado a Cortes por Asturi
y murió en prisión, encarcelado por Fernando VII.
Quizás debamos extraer una conclusión. Las ideas políticas, aun las r
volucionarias, no son acompañadas siempre por posiciones avanzadas e
el terreno científico. Por el contrario, hay científicos que tienen posicion
políticas retrógradas y que hacen, sin embargo, enormes aportaciones en
campo de la ciencia. Es el caso de Vesalio, médico de Carlos V (a quien l
dedica su obra magna
De humani corporis fabrica
) y de Felipe II (le dedic
el
Epitome
, cuando Felipe era el príncipe heredero). Es también el caso d
Thomas Hobbes, partidario de Charles I, el rey de Inglaterra y, por lo ta
to, enemigo de la revolución de Cromwell. Tal vez, las ideas políticas y l
revoluciones científicas caminen por sendas separadas. Unas no conduce
a las otras. Los ilustrados novohispanos no querían la independencia.