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te alejas
de rejas
de oro.
Y al coro
le dejas
las quejas
y el lloro.
Que vibre
ya libre
tu acento.
Las alas
son galas
del viento.
La brevedad de su verso fue usada para describir la suya propia:
Dos cosas, para tortura,
me salieron del demonio:
tener tan corta estatura,
¡y llamarme Celedonio!
Su hijo Alfonso escogió otras rutas para su arte poético y su prosa, a los qu
Enrique Fernández Ledesma tuvo por “erguido y apasionante” y como “a
moniosa y mansa”. En su abundante producción en diarios y revistas, cuy
reunión permitió la edición de muchos de sus libros, no fue infrecuente l
polémica, sobre todo en asuntos de historia mexicana y de religión. Su p
en la Academia, el padre don Octaviano Valdés, dijo que su “tarea peri
dística es de inclinación apologética, pero realizada sin pasión, con intel
gencia y cultura. Firme y tenaz en la defensa de sus ideas, no intolerant
con las ajenas”. Hispanista a rajatabla, es aún famosa su terca insistencia e