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herón pérez martínez
1632 con una portada emblemática que muestra dos de los símbolos usa­
dos por los escritores en esos siglos para dar cuenta de esa gesta. En efecto,
una de las dos llamadas “primera edición” aparecidas ambas en ese 1632
lleva en la portada dos de los símbolos que dicen en lenguaje emblemático
al lector que la hazaña de la conquista colonización de estas tierras se llevó
a cabo por la espada y la palabra,
manu et ore.
Una de esas portadas osten­
taba, en efecto, el muy significativo grabado de Jean I de Courbes
1
que, en el
muy expresivo lenguaje emblemático, dice que esta proeza se llevó a cabo
en forma conjunta por medio de la mano de Hernán Cortés, que esgrime
la es­pada de la guerra en actitud vigilante,
manu,
y por medio de la boca de
la pre­dicación,
ore,
que conduce a la paz mediante la cristianización, simbo­
lizada por una cruz enarbolada en actitud misionera. Sendas escenas de la
captura de Moctezuma y la acción de bautizar simbolizarían los actos más
significativos de la conquista: si la captura de Moctezuma da por termina­
da la conquista, con el bautismo de los indios concluye la colonización.
El pórtico de la portada nos presenta, así, una ciudad de México, símbolo
de la Nueva España, símbolo a su vez de América, en un proceso que va
del furor épico de la guerra, a través de la espada, a la paz cristiana lograda
mediante la evangelización, cuyo símbolo es el crucifijo.
La labor de evangelización llevada a cabo por los misioneros en estas
tierras no fue menos heroica que la conquista militar. Precisamente de ello
es muestra la labor desarrollada por el franciscano francés fray Maturino
Gilberti de cuya
Gramática de la lengua de Michoacán
la Academia Mexica­
na de la Lengua conmemora aquí el 450º aniversario. La labor lingüística
de Gilberti sería parte de las hazañas llevadas a cabo
ore, con la palabra
,
en
el lenguaje del grabado mencionado. La obra de Gilberti, amplia y de gran
calidad, está siendo estudiada desde 1993 por el Proyecto Gilberti del Cen­
tro de Estudios de las Tradiciones del Colegio de Michoacán. De Gilberti
quiero resaltar aquí su trabajo lexicográfico, como traductor y, desde luego,
como gramático.
En primer lugar, Gilberti fue un estupendo traductor, tanto de la cultura
michoacana a la cultura española del siglo xvi mediante, sobre todo, una
1
Vivió en Madrid entre 1620 y 1640.