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concepción company
sidera parte o está integrado a la lengua estándar general. La consignación
de formas, construcciones e innovaciones en la gramática de una lengua
da­da se denomina
gramatización,
es decir, dar cuenta de los hábitos y ruti­
nas gramaticales que caracterizan a una determinada sociedad.
Hoy hablaré de algunas de las gramatizaciones más relevantes que dan
identidad al español novohispano a partir del siglo xvi. Pero, antes, será con­
veniente ubicar brevemente el marco histórico y social en que llega el caste­
llano a América en la última década del siglo xv y a lo largo del siglo xvi.
En primer lugar, el castellano en esas fechas se ha transformado en es­
pañol. Esta “nueva” lengua histórica es producto tanto de la elaboración
extensiva e intensiva del castellano de los siglos anteriores, cuanto resulta­do
de varios hechos políticos y sociales bien conocidos, tales como la unifi­
cación de los reinos de Castilla y Aragón, el fin de la Reconquista, la repo­
blación de los territorios del sur de España como consecuencia del fin de
la dinastía árabe nazarita, la colonización y poblamiento de América, la
difusión de la imprenta, el gran florecimiento cultural de la segunda mi­tad
del siglo xv y el Renacimiento y la presencia de España en distintos terri­
torios europeos.
Este conjunto de hechos lleva a que el antiguo castellano regional se
con­vierta en el moderno español, la lengua estándar de un vasto territorio
peninsular y americano. Tal estandarización del español queda bien plas­
mada ya a fines del siglo xv, en 1492, en el conocido prólogo de Nebrija en
su
Gramática de la lengua castellana,
dedicado a la reina Isabel la Católica,
cuando dice “está ia nuestra lengua tanto en la cumbre, que más se puede
temer el descendimiento della que esperar la subida”.
En segundo lugar, el español estaba presente en aquella época no sólo en
el dominio de la lengua escrita, ya fuera administrativa, literaria o íntima
epistolar, sino que había llegado a ser la lengua corriente de una buena par­
te de la población de las diferentes regiones de España y era la lengua común
de comunicación entre los nuevos pobladores del continente americano.
Esta progresiva adopción del español por amplios grupos de hablantes de
otras lenguas peninsulares tiene como consecuencia la marginación y el
de­bilitamiento de esos otros idiomas peninsulares, incluso en el ámbito de
lo oral, el de la inmediatez comunicativa. Tal marginación de las lenguas