De Salvador Novo a Miguel Ángel Granados Chapa; de Roger Bartra a Carlos Prieto; De Alfonso Reyes a Augusto Monterroso. Gonzalo Celorio (1948) publica, Del esplendor de la lengua (Tusquets), volumen donde reúne veintiún ensayos dedicados a personalidades unidas por el amor y el respeto al idioma. En conjunto, los textos dejan ver la pasión de un intelectual preocupado por la evolución y la viveza del nuestra lengua.
Gonzalo Celorio presentará Del esplendor de la lengua española, el próximo jueves 20 de abril a las 18:00 horas, en la Biblioteca Vasconcelos.
¿Por qué reflexionar sobre la Academia de la Lengua?
El libro reúne una serie de ensayos sobre escritores que tuvieron la peculiaridad de ser académicos de la lengua. El título evoca el lema de la Real Academia Española y que hemos heredados sus homologas de América: ‘Limpia, fija y da esplendor’. La frase ahora suena a comercial de detergente pero corresponde muy bien al espíritu ilustrado del siglo XVIII, cuando fue fundada. Actualmente las academias no precisamente limpian ni fijan, porque eso corresponde a los hablantes; lo único cierto es que sí dan esplendor porque sus miembros son escritores que mantienen una preocupación por la lengua aunque no todos procedan de la literatura porque hay científicos, médicos o músicos.
En ocasiones a la Academia de se califica de purista…
El purismo me parece muy peligroso y la academia no lo es. La institución simplemente registra aquello que los hablantes consideran adecuado o ejemplar. Hay que tener en cuenta la ambivalencia de la palabra “norma”; por un lado alude a lo habitual o usual. Aquello que los hablantes utilizan de manera cotidiana, la academia lo registra y entonces adquiere el estatus de “norma”, en el sentido de regla. En rigor la academia es prescriptiva no restrictiva, salvo en el terreno de la ortografía porque de lo contrario cada quien escribiría como se le diera la gana. Pero en el caso de la gramática sólo registra lo que los hablantes consideran normal.
Aunque no todos los hablantes se expresan igual…
Por eso hay una norma culta y otra popular. La primera es más homogénea; mientras que la segunda tiene más variantes y enriquece el idioma. Lo importante es buscar el punto de equilibrio entre la unidad de la lengua y su diversidad.
¿El lenguaje de internet enriquece o empobrece al idioma?
La expresión escrita es importante y no deja de ser una convención. Que la preposición “por” pueda ser equiparada por una “x” me parece válido. No critico a mi secretaria porque sepa taquigrafía, al contrario, si es un código para escribir más rápido, bienvenido. Con los nuevos sistemas de telefonía la gente está volviendo a escribir, el problema es que se suele pensar que por esas vías se transmiten mensajes profundos. Las redes sociales no son un medio muy propicio para la reflexión, el análisis, el estudio o la concentración. Generalmente se quedan en la trivialidad y la chismografía. No podemos confundir la profundidad de un texto serio con la inmediatez de un chat o mensaje.
¿No cree en la ‘tuiteratura’?
En lo particular no, quizás se debe a soy demasiado viejo. Todavía soy un enamorado de la pluma fuente. ¿Qué le hacemos? Cuando Marshall McLuhan decía hace cincuenta años, que el medio era mensaje, algo tenía de razón. Las redes sociales facilitan la circulación de información, pero no suscitan la reflexión.
Percibo en su libro una intención por desacralizar a la academia, institución a la que se le cuestiona su solemnidad y distancia con el hablante común.
Cualquier institución como es la Academia suscita reacciones de solemnidad. Se le percibe como un cónclave de viejecitos dedicados a conservar en formol muchas palabras. Recordemos que su espíritu corresponde a la Ilustración francesa, en donde había un afán enciclopédico. Las academias surgen de este contexto, sin embargo creo que la Real Academia de la Lengua se ha modificado de acuerdo a los tiempos y tiene un sentido de modernidad que la gente no percibe. La Academia Mexicana de la Lengua es absolutamente divertida y con los medios electrónicos tiene posibilidades impresionantes para saber dónde se usa tal o cual palabra. Hoy podemos saber exactamente cómo hablan los hablantes.
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