Que su padre le haya dicho a Julia Fierro Gossman que el cerebro de las mujeres era más chiquito que el de los hombres la condicionó para volverse una estudiosa de la ciencia y feminista, dos facetas inseparables en la vida de la astrónoma que ayer recibió el doctor honoris causa de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.
“Mi papá decía que el cerebros de las mujeres eran más chiquitos que el de los hombres y que teníamos que estar cuidando a nuestros hermanitos en la casa”, recuerda en una entrevista.
La astrónoma recibió el doctor honoris causa por parte de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), al igual que la feminista Marta Lamas y la historiadora Josefina Zoraida Vásquez.
Sus estudios de física en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de donde es investigadora de tiempo completo, la llevaron a saber que el cerebro de las mujeres es más pequeño, pero “la densidad de las neuronas es igual”.
Con la misma pasión que usa para explicar los misterios del universo, admite que desde siempre se sintió tratada con mucha injusticia. Fue desde los 13 años que empezó una lucha “para que las mujeres puedan hacer cosas, estudiar y trabajar fuera de casa o elegir cosas distintas”.
En el quehacer de Julieta Fierro la astronomía y el feminismo van de la mano, una postura que le permite ver que, a pesar de que se empiezan a derribar brechas de género, la participación de las mujeres en la ciencia sigue siendo menor en comparación de la que tienen los hombres.
De lograrse un equilibrio, “el mundo sería mejor”, pues habría “más mentes que se enfoquen y aporten soluciones desde diferentes puntos de vista.
La inequidad del sueldo sigue siendo también un gran pendiente, porque pasan por alto que, aunque el cerebro de las mujeres es distinto al de los hombres, son ellas quienes saben resolver problemas de maneras alterna.
En sus colaboraciones en la prensa o en su participación en programas de radio incluye temas referentes a las mujeres. Le preocupa cómo las jóvenes están presionadas y cansadas, como consecuencia de la lucha para que lograran la libertad de trabajar fuera de casa.
“Eso hizo que bajaran los salarios, ahora la pareja tiene que trabajar y las mujeres jóvenes se sienten muy presionadas, tienen que ser muy buenas en el trabajo, buenas mamás e ir al gimnasio, como si no fuera suficiente todo lo demás”, relata.
Si tiene que hablar de Oaxaca, en donde está enraizado su árbol genealógico, Julieta Fierro inevitablemente expresa la tristeza que le produce saber que es un estado con una riqueza cultural y una capacidad de creación deslumbrante, pero plagado de pobreza.
La única salida para ese escenario que se repite en otras entidades del sur es que en todo el país se luche contra “la impunidad, la injusticia, la corrupción.
"Necesitamos preparar más micro economistas para que haya una mejor redistribución de la riqueza”, opina.
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