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En otro ámbito, todavía son terreno fecundo para el latín las cantatas c
les, terreno en que triunfa por sobre todas la
Carmina Burana (
de 1937),
genial compositor Carl Orff, cuyos coros monumentales han sido prese
dos lo mismo en poderosos conciertos sinfónicos que corales y de balle
mismo en versiones de 10 pianos que hasta en las de conjuntos de rock
A todo mundo le suena conocido el dístico:
O Fortuna, velut luna
statu variabilis.
Y como este impacto orquestal suele usarse para anunciar en la televi
objetos de lujo, podría parecer que significara:
Quien quiere una limusina
debe tener un millón.
Junto a ese
opus maius
, Carl Orff también ha compuesto sus otros
trionfi,
que se cantan en el latín de Catulo y hasta en el griego de Eurípi
Catulli carmina
(de 1944) e
Il trionfo di Afrodite
(de 1953). A esas obra
ha seguido su testamento musical:
De temporum fine comoedia
(1973).
Y alguien se pregunta: ¿Acaso Orff ya había olvidado el alemán y se h
concentrado en componer sólo coros en latín? Bueno, es que en Alema
desde el lejano siglo xvii, se editaban más libros en latín que en alemá
su vez, Orff prolongó el prestigio del latín hasta pleno siglo xx.
Desde luego que el modelo que inspiró a Carl Orff para crear sus
tatas en “latín medio” venía desde docenas de majestuosas obras, com
inmortal
Requiem
de Mozart (de 1791). Allí se incluye el enérgico
Dies
que hacíamos cantar de oído a nuestros alumnos universitarios de latí
si no podían entonarlo, los dejábamos ritmarlo hasta como
rap
: