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Hay que dormirse arriba en la luz. Hay que estar despierto abajo en la oscur
dad intraterrestre, intracorporal de los diversos cuerpos que el hombre terrest
habita: el de la tierra, el del universo, el suyo propio. Allá en “los profundos
en los ínferos el corazón vela, se desvela, se reenciende en sí mismo. Arriba e
la luz, el corazón se abandona, se entrega. Se recoge.
Pocas imágenes podrían retratar con mejor precisión la relación de Alfons
Reyes con la vida y también con la muerte; hoy, que duerme en la luz, lu
de memoria y de trascendencia, se abandona y se entrega; mientras qu
despierto en vida, no dejó ni un momento de reencenderse a sí mism
de recrearse en la palabra y por ella, pues, como él mismo decía, “para l
cosas de la razón, la lengua es bastante”. Función vital y válvula de su m
ral, como él mismo la llamaba, su literatura es siempre un viaje que quier
volver, un sujeto que se hace y se construye y que aspira como Ulises a u
eterno querer asentarse en casa de manera definitiva y que, en efecto, vuelv
al final como el héroe griego, cargado de las maravillas que ha hecho suy
en su estancia por el mundo.
Reyes, a muy temprana edad, a sus escasos 26 años, recién convertid
en abogado por mi Casa, la antigua Escuela Nacional de Jurisprudenci
aprende el exilio y conoce el mundo; recién casado, con un hijo de braz
y con el padre, viejo astro del porfiriato, finalmente eclipsado, sale a u
viaje del que no volverá sino 27 años después, esto es más de un cuart
de su vida. Ya en Madrid, en su verdadero exilio, recordaría en los versos d
su “Romance viejo” y retratará en ellos la destrucción de la casa patern
la dispersión de la familia y la muerte de su padre y cómo, después, pas
el mar con la estrella de su fortuna en el bolsillo del chaleco para termin
diciendo:
Y hoy, entre el fragor de la vida, yendo y viniendo… ¿qué es esto que me pun
y brota, y unas veces sale en alegrías sin causa y otras en cóleras tan justas?
me sé muy bien lo que es: que ya me apuntan, que van a nacerme en el corazó
las primeras espinas.