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Por boca de Mairena, Machado señala que no tiene muchas expectativas
de ser tomado en serio o inculcar su pensamiento. En efecto, el profesor
apócrifo dice a sus alumnos (no tan apócrifos):
Vosotros sabéis que yo no pretendo enseñaros nada, y que sólo me aplico a
sacudir la inercia de vuestras almas, a arar el barbecho empedernido de vuestro
pensamiento, a sembrar inquietudes, como se ha dicho muy razonablemente,
y yo diría mejor, a sembrar preocupaciones y prejuicios, quiero decir juicios y
ocupaciones previos y antepuestos a toda ocupación zapatera y a todo juicio
de pan llevar.
6
Abel Martín
El primero a través de quien expone sus pensamientos filosóficos es, pues,
Abel Martín. Machado imagina a Abel Martín, a quien describe como poe­
ta y filósofo, nacido en Sevilla en 1840 y muerto en Madrid en 1898, antes
de cumplir 60 años. Vive dentro del siglo xix, aunque no parece típico
pensador de ese tiempo. No lo parece porque los de la segunda mitad del xix
eran bastante positivistas y él es metafísico, pero, como dice de él el pro­pio
Machado, está desengañado de las filosofías idealistas de la primera parte
de dicho siglo.
Señala que su punto de partida es Leibniz, con su idea de la sustancia
co­mo algo activo. También habla de mónadas, pero no como la leibnizia­
na, representación y espejo del universo, sino que la mónada de Martín es
auto­conciencia, actividad consciente:
el gran ojo que todo lo ve al verse a sí
mismo
.
7
Dice que el universo sería una única mónada, como el alma universal de
Giordano Bruno, y en otro lugar aclara que estaba muy cercano al panteís­
mo, aunque no llegaba a él. Pero se parece mucho a Spinoza.
Machado agrega:
ontología y poesía en antonio machado
6
Antonio Machado,
Obras. Poesía y prosa
, ed. Aurora de Albornoz y Guillermo de Torre, Buenos
Aires, Losada, 1964, p. 484.
7
Obras
, p. 294.