Ceremonia de ingreso de don José Luis Díaz Gómez a la Academia Mexicana de la Lengua (Parte 2)

Miércoles, 11 de Junio de 2014.

El Logos recobrado

El filósofo hispano-mexicano Eduardo Nicol rescató y actualizó el Logos de Heráclito como el ámbito simbólico humano y argumentó robustamente que no es una capacidad privada y hermética, sino, al contrario, está la vista en el mundo de la cultura. En La metafísica de la expresión de 1957 rescata a la función simbólica como la esencia de la expresión y a su comunicación entre seres humanos como el mecanismo vinculante de la cultura.52 En este sentido hay que agregar que el proceso simbólico –el Logos, el Verbo– es un elemento común y natural a la cultura, a la conciencia y al cerebro y requiere ser explicado en términos de procesos cerebrales que alcanzan a detentar significados o símbolos. El símbolo externo o cultural es un estímulo dual en el sentido que codifica por un lado una liga con el objeto y por otro con el agente. Según el estructuralismo biogenético,53 el significado del símbolo está mediado por procesos culturales acoplados a procesos cerebrales mediante una práctica, de tal forma que los elementos complementarios serían por un lado un procesamiento cerebral particular y por otro una conducta desarrollada y aprendida en el medio cultural.

Algo desconocido y desconcertante unifica la mente y el cuerpo, la conciencia y el cerebro, el significado y el enjambre neuronal, algo que debe conformar una unidad, una realidad psicofísica que reta y ha esquivado de manera recalcitrante al entendimiento humano. Para conceptuar esta unidad hay que considerar que la conciencia tiene una base o una raíz orgánica nerviosa sumamente peculiar y que el cerebro genera esa propiedad natural alojando el ambiente percibido y manipulado por las peculiaridades distintivas de este órgano maravilloso, el sistema que ostenta la red de comunicación más compleja que se conoce y cuya anatomía conectiva se intenta desentrañar en el magno proyecto del conectoma.54 El reto es formidable, pues los eventos mentales conscientes, como los significados, poseen una naturaleza fenomenológica y subjetiva que difiere drásticamente de los eventos electroquímicos que ocurren entre las neuronas. Esta brecha es el núcleo duro de roer del problema mente cuerpo, pues aún si lográramos mediante un ingenioso cerebroscopio detectar las frases que piensa un sujeto al decodificar exitosamente sus correspondientes señales eléctricas en el cerebro, esto no constituiría una verdadera lectura de la mente y la experiencia, sino un vistazo indirecto y parcial de sus contenidos, entre los cuales quedarían excluidos el significado preciso de los vocablos para el pensante y todo el cortejo cualitativo, intuitivo, emocional, prospectivo e intencional de su pensamiento.

En sus Cahiers de 1920, Paul Valery escribió: “estos pensamientos que escribo no son los pensamientos que tengo” lo cual quiere decir que el enunciado del pensamiento propio en forma de lenguaje natural restringe, disminuye o incluso traiciona al propio pensamiento tal y como fue sentido o experimentado. Para traducir adecuadamente la actividad cerebral en actividad mental se necesitaría establecer una relación bi-unívoca entre un proceso mental y un proceso cerebral.55 Pero esto es improbable, pues los mismos actos mentales pueden ser ejecutados por diferentes redes neuronales como, a la inversa, la misma red puede, de acuerdo a variantes sinápticas o neuroquímicas determinadas por su historia, consumar diversos actos mentales, lo cual es muy patente en la recuperación de funciones perdidas por accidentes cerebro-vasculares. La cerebroscopía requeriría una forma insólita de hermenéutica, una técnica de interpretación que dependería crucialmente de que los significados de las señales cerebrales se encuentren debidamente establecidos. Además, para realizar la correlación, será inevitable recurrir al informe en primera persona del sujeto, que es el mecanismo tradicional para conocer la mente ajena y que, empleado ya por Homero, ha llegado a una cúspide expresiva en el monólogo interior desarrollado por novelistas como Virginia Wolf o James Joyce.56

En este punto solicito un último ejercicio mental por parte del oyente o lector de este texto y es que evoque a su ancestro más querido… En mi caso particular, si pienso en mi querido abuelo Juan, un cabal campesino gallego llamado por sus hijos y nietos “Papá Juanito”, no sólo vienen a la mente imágenes o escenas sensoriales, en especial visuales y auditivas ocurridas hace 60 o más años, sino que ocurren en vertiginosa asociación con ellas sentimientos, intenciones, fantasías y pensamientos en lenguaje interno, sea como voces de mi añorado abuelo o en forma de comentario paralelo a la experiencia por un yo escurridizo. Una transcripción de las palabras que pasan por la mente sería un logro extraordinario, que quizás alcance parcialmente la neurociencia del futuro, con todos los peligros que eso entrañaría, pero aún insuficiente para revelar la experiencia mental y el pletórico significado que la expresión “Papá Juanito” tiene para mí, o del personaje evocado por el lector o el oyente en la intimidad de su conciencia.

En este marco de evocación de mis mayores, concluyo con un colofón de cauto entusiasmo, valga el oxímoron. La contribución naciente de las ciencias biológicas, cognitivas y cerebrales coordinadas con las humanidades para comprender la naturaleza de la lengua y el significado del significado57 es tan reveladora como desafiante. Lejos de reducir el Logos a conductas compartidas, a módulos cerebrales o a redes neuronales, enaltece la naturaleza de la lengua con evidencias neurológicas y con teorías cognitivas contrastables, dispone al Homo sapiens como Homo loquens entre las criaturas significantes de la Tierra, reconoce el magisterio de la poesía y salvaguarda la incógnita del símbolo y del significado como un reto colosal que requiere de la investigación más osada.


Agradecimientos

Agradezco cumplidamente la atenta lectura del texto, las correcciones y las sugerencias de Jorge Comensal y José Luis Falguera.

 

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1 Una de las últimas obras traducidas de Lorenz es Estoy aquí ¿Dónde estás tú? (Traducción de Manuel Vázquez. Barcelona: Plaza & Janes, 1989) en la que, con la colaboración de Michael Marlys y Angelika Tipler, comenta ampliamente sus investigaciones durante más de cinco décadas sobre la conducta del ganso gris. El título implica el significado comunicativo del graznido justificado mediante observaciones etológicas.

2 Wiley, D., Ware, C., Bocconcelli, A., Cholewiak, D., Friedlaender, A., Thompson, M., Weinrich, M. (2011) Underwater components of humpback whale bubble-net feeding behavior Behaviour 148 (5): 575 DOI: 10.1163/000579511X570893.

3 Sobre las bases etológicas del lenguaje véase Del gesto a la palabra: la etología de la comunicación en los seres vivos de Boris Cyrulnik. Traducción de Marta Pino Moreno. Barcelona: Gedisa, 2004.

4 Wisdom of the Body en 1932. Traducido por Augusto Pi Suñer y publicado en castellano por Editorial Séneca en 1941.

5 Este importante concepto fue acuñado por el propio Cannon y luego aplicado por la cibernética a los sistemas de control del equilibrio mediante flujos de retro-información presentes en los ecosistemas, la biosfera o las estructuras sociales, entre otros.

6 John Searle (2001) Actos de habla, Editorial Cátedra.

7 En su curso de lingüística general publicado póstumamente. La versión en castellano está publicada por la editorial Payot (1995).

8 Véase “Sobre el sentido y la referencia” en Estudios sobre semántica, traducción de Ulises Moulines. Barcelona; Ediciones Orbis, 1962.

9 En: Pensamiento y lenguaje, traducido por María Margarita Rotger. Ed. La Pléyade, Buenos Aires, 1987.

10 Véase: Investigaciones Filosóficas, traducido por A. García Suárez y C. Ulises Moulines. Instituto de Investigaciones Filosóficas (UNAM) y Crítica, México, 1988;.

11 Véase “El ícono, el signo y el símbolo” (Traducción al castellano de Sara Barrena): http://www.unav.es/gep/IconoIndiceSimbolo.html

12 El concepto se establece en gran medida gracias a un nombre. En la propuesta de Saul Kripke el nombre es un designador que se refiere a un objeto. Cuando se refiere a la misma entidad en todos los mundos posibles en los que la entidad existe, lo denomina designador rígido. Véase Saul Kripke (1978) Identidad y necesidad. Traducción de Margarita M. Valdés. México: UNAM.

13 En la primera estrofa de “El golem” que dice así: “Si (como afirma el griego en el Cratilo)/ el nombre es arquetipo de la cosa/ en las letras de 'rosa' está la rosa/ y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'”.

14 Conciencia y lenguaje. Traducción: Marta Shuare. Madrid: Visor Libros, 1984. Luria examina las características e implicaciones de los campos semánticos, conjuntos de términos relacionados que proporcionan significados más precisos a sus componentes (páginas 37 y siguientes).

15 En el capítulo XXXII “De las ideas verdaderas y falsas” en el Libro II del Ensayo sobre el entendimiento humano (1690), traducción castellana de Edmundo O´Gorman, México, Fondo de Cultura Económica, 1956.

16 La cursiva aquí es intencionada.

17 Irene Pepperberg (1998). Hablando con Alex: Lógica y conversación en loros. Scientific American, 18 de mayo de 1998.

18 Par Segerdahl, William Fields y Sue Savage-Rumbaugh (2006) Kanzi’s primal language. The cultural iniciation of primates into language. Palgrave Macmillan.

19 Una evaluación histórica y filosófica del lenguaje aprendido de los simios se encuentra en “Problemas en torno al lenguaje de los póngidos” de Jorge Martínez Contreras. En: Una mirada múltiple sobre el lenguaje (Víctor Manuel Alzaraz, coordinador) pp 135-159. Guadalajara, México: Universidad de Guadalajara.

20 Dorothy L. Cheney, Robert M. Seyfarth (1998) How Monkeys See the World: Inside the Mind of Another Species, University of Chicago. De los mismos autores y en castellano véase: “Mente y significado en los monos” en Investigación y Ciencia, temas 32: La conducta de los primates, pp 56-63, 2003.

21 A una chimpancé llamada Sarah se le mostraron fotos de una persona en una jaula y en diferentes situaciones para poder o no alcanzar un plátano fuera de la jaula. Si acaso la chimpancé se puede poner en el lugar de esta persona, debe señalar cuál es la fotografía con la posibilidad de alcanzar el plátano. Sarah pasó satisfactoriamente la prueba. David Premack y Guy Woodruff (1978): Does the chimpanzee have a theory of mind? Behavioral and Brain Sciencies, I, 515-526.

22 Véase de su autoría Primates y filósofos traducido por Vanesa Casanova. Editorial Paidos, 2007.

23 James B. Harrod (2011) A Trans-Species Definition of Religion. Journal for the Study of Religion, Nature and Culture 1749-4907 doi:10.1558/jsrnc.v5i3.327.

24 Nicholas Humphrey (2001) La mirada interior. Madrid: Alianza Editorial.

25 Robin Dunbar (1997) Grooming, Gossip and the Evolution of Language. Harvard University Press.

26 Véase Dunbar, op cit.

27 Roger Bartra (2007) Antropología del cerebro. La conciencia y los sistemas simbólicos. México: Fondo de Cultura Económica.

28 Jaynes, J. (1976) The Origin of Consciousness in the Breakdown of the Bicameral Mind. Toronto: University of Toronto Press. Traducción de Agustín Bárcena: El Origen de la Conciencia en la Ruptura de la Mente Bicameral. México: Fondo de Cultura Económica, 1987.

29 Peggy La Cerra y Roger Bingham (2002) The Origin of Minds. Evolution, Uniqueness and the New Science of the Self. New York: Harmony Books.

30 Marvin Harris (1987) El materialismo cultural. Madrid: Alianza Editorial.

31 Ernst G. Bormann (1985) Symbolic Convergence Theory: A Communication Formulation. Journal of Communication 35 (4): 128–138.

32 Donald E. Brown (1991) Human Universals. New York: McGraw-Hill.

33 La tesis de la modularidad cerebral se ha extendido a los procesos mentales, particularmente en La modularidad de la mente de Jerry Fodor (Traducción al castellano en: Madrid, Morata, 1986).

34 Para una revisión en castellano de los centros cerebrales involucrados en el lenguaje, véase: Feggy Ostrosky-Solís y Alfredo Ardila (1994) Cerebro y Lenguaje. Perspectivas en la organización cerebral del lenguaje y de los procesos cognoscitivos. México: Editorial Trillas.

35 Carmen Galán Rodríguez afirma que los conceptos de Humboldt de “forma interna” “enérgeia” han venido a considerarse claves en la lingüística moderna (file:///C:/Users/Dr%20Diaz/Downloads/Dialnet-LaTeoriaLinguisticaDeWihelmVonHumboldt-58813.pdf).

36 Chomsky, Noam (2003) Sobre la naturaleza y el lenguaje. Traducción de Cristina Piña Aldao. México: Ediciones AKAL.

37 Steven Pinker (2012) El instinto del lenguaje. Traducción de José Manuel Igoa y Alejandro Pradera. Madrid: Alianza Editorial.

38 Jerry A. Fodor (1985). El lenguaje del pensamiento. Madrid: Alianza Editorial. Véase también la evaluación del significado desde la psicología actual en “La sonrisa del gato de Cheshire y el concepto del significado en psicología” de Víctor Manuel Alcaraz Verduzco. En: Una mirada múltiple sobre el lenguaje (Víctor Manuel Alcaraz, coordinador), pp 241-270. Guadalajara, México: Universidad de Guadalajara.

39 Antonio Damasio (2000) Sentir lo que sucede. Santiago: Editorial Andrés Bello.

40 Erik D. Goodwyn (2012) The Neurobiology of the Gods: How Brain Physiology Shapes the Recurrent Imagery of Myth and Dreams. New York: Routledge.

41 José María Ruiz-Vargas e Isabel Cuevas (1994) Imágenes mentales y memoria: hacia una explicación del efecto de concreción. Cognitiva 01/1994; 6(1):3-25. DOI:10.1174/021435594321237810. Una amplia evaluación de los potenciales evocados en el estudio del lenguaje se encuentra en: Harmony Baillet, T., Silva Pereyra, J. (2000) Estudio del lenguaje por medio de los potenciales relacionados a eventos. En: Una mirada múltiple sobre el lenguaje (Víctor Manuel Alcaraz, coordinador), pp 271-295. Guadalajara, México: Universidad de Guadalajara.

42 R. Quian Quiroga, L. Reddy, G. Kreiman, C. Koch. Invariant visual representation by single neurons in the human brain (2005) Nature 435, 1102-1107. doi:10.1038/nature03687.

43 Yury Shtyrova, Anna Butorinad, Anastasia Nikolaevad, Tatiana Stroganovad (2014) Automatic ultrarapid activation and inhibition of cortical motor systems in spoken word comprehension. Proceedings of the National Academy of Sciences. doi: 10.1073/pnas.1323158111.

44 Mobbs, D., Greicius, A., Eiman, M. V., Reiss, A.L. (2003) Humor Modulates the Mesolimbic Reward Centers. Neuron 40 (5): 1041-1048.

45 Harris, S., Kaplan, J.T., Curiel, A., Bookheimer, S.Y., Iacoboni, M. (2009) The Neural Correlates of Religious and Nonreligious Belief. PLoS ONE 5(1): 10.1371/annotation/7f0b174d-ab93-4844-8305-1de22836aab8.

46 Véase el artículo "This Is Your Brain on Metaphors” de Robert Sapolsky en el New York Times del 14 de noviembre de 2010.

47 Para la neurofisiología, la actividad eléctrica de las neuronas constituye el lenguaje del cerebro; véase como ejemplo: Lenguajes del cerebro de José M. Delgado García, Editorial Letra Áurea, 2006.

48 J. L. Díaz (2007) La conciencia viviente. México: Fondo de Cultura Económica.

49 Véase Díaz (op cit. 2007: 436-443) y la introducción del libro de S. W. Kuffler y J.G. Nicholls (1976) From Neuron to Brain. Sinauer Associates, Suberland.

50 Díaz, op cit (2007: 445-474).

51 Díaz op cit (2007, capítulo XI).

52 Eduardo Nicol (1957) La metafísica de la expresión. México: Fondo de Cultura Económica.

53 Brain, Symbol and Experience. Toward a Neurophenomenology of Consciousness de Charles D. Laughlin, Eugene d'Aquili y John McManus (1993) New York: Columbia University Press.

54 Sebastian Seung (2012) Connectome: How the Brain’s Wiring Makes Us Who We Are. Houghton Mifflin Harcourt.

55 Donald Davidson (1980) Essays on Actions and Events. Oxford: Clarendon. Traducido al castellano por el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM y editado en 1995 por la UNAM y por Critica con el título de Ensayos sobre acciones y sucesos.

56 Al respecto véase Díaz 2007 (Op. cit. capítulo XV) y Leer la mente de Jorge Volpi (México: Alfaguara, 2011).

57 En el célebre ensayo intitulado The meaning of meaning de 1923 el lingüista Charles Ogden y el crítico literario Ivor Armstrong Richards propusieron las estrategias de estudio del significado como una labor interdisciplinaria que originalmente incluía a la semántica y la psicología. El modelo, derivado de Charles Pierce, es un triángulo de relaciones entre los procesos mentales, el signo (palabra o significante) y el referente (objeto, realidad) implicados en una locución o enunciado. El libro fue traducido al castellano: El significado del significado, Paidós, Buenos Aires, 1964.

 

Respuesta al discurso de ingreso de don José Luis Gómez

 

En primer lugar deseo agradecer a mi buen amigo, el Dr. José Luis Díaz, la honrosa invitación que me hizo para dar respuesta a su discurso de ingreso a esta nuestra Academia Mexicana de la Lengua. La distinción no me sorprendió, porque José Luis siempre me ha tratado con generosidad, a pesar de que hace algunos años fue alumno mío en la Facultad de Medicina, en la época en que al grupo que se inscribía conmigo se le conocía, en forma totalmente injustificada, como el “escuadrón suicida”.

Al poco tiempo nos encontramos otra vez en el Instituto de Estudios Médicos y Biológicos, donde fuimos colegas investigadores, aunque con diferentes edades y en áreas bien distintas de la biomedicina. En diferentes épocas los dos cambiamos de instituciones de estudio y trabajo, pero no perdimos la amistad, aunque nos veíamos poco. Sin embargo, yo le seguí la pista leyendo y disfrutando los diferentes libros que pronto empezó a publicar, y que infaliblemente me obsequiaba con sendas y afectuosas dedicatorias. Para mi buena suerte, José Luis no ha perdido esa afortunada costumbre, por lo que creo conocer bien la mayor parte de su obra escrita. De hecho, también ya leí el libro que tiene en prensa, porque me lo envió el Fondo de Cultura Económica para que emitiera una opinión.

Por estas razones, acepté encantado su generosa invitación a comentar su conferencia de ingreso a nuestra Academia, y hace ya varia semanas que José Luis me envió el texto. Cuando lo leí casi se me caen los pantalones ante la casi imposible tarea que había aceptado. Mi primera reacción fue: “¿Y ahora qué digo? ¿Cómo puedo responder, haciendo justicia, a esta catarata monumental de información sobre “La Naturaleza de la Lengua”, escrita en forma no sólo impecable sino elegante, y en un castellano noble, preciso y casi perfecto?” Durante una semana estuve llorando mi desventura y contemplé varias soluciones posibles para disculparme: demencia grave repentina, cáncer generalizado, muerte súbita. Lo que me salvó fue darme cuenta de que, como sucedía con el Chavo del 8, José Luis no contaba con mi astucia. Se me ocurrió que, para cubrir mi incapacidad para generar una respuesta digna de la majestuosidad y perfección de su discurso de ingreso, yo podría hablar de otros aspectos de la obra de José Luis, no relacionados con el lenguaje y la conciencia. Esto serviría para reafirmar (si todavía fuera necesario) el enriquecimiento de nuestra Academia Mexicana de la Lengua con la presencia de José Luis. Porque a pesar de su aspecto juvenil, José Luis se ha dado el tiempo y ha tenido el interés y la capacidad para explorar otras áreas de la cultura y del conocimiento, y ha escrito sobre ellas también con esa precisión, con ese generoso interés y con ese manejo magistral de nuestro idioma con los que nos ha deslumbrado esta noche. Yo voy a referirme con cierto detalle a dos obras publicadas por José Luis que no se refieren a las neurociencias, aunque al final también intentaré decir algo sobre su luminosa conferencia de ingreso.

Las dos obras que quiero comentar de José Luis se titulan El Revuelo de la Serpiente. Quetzalcóatl Resucitado, publicada en 2006 por la Editorial Herder, y Siembra y Memoria. Muerte y Evocación de un Médico Republicano, que apareció en 2010, con el sello del Fondo de Cultura Económica. El primer libro mencionado es un estudio histórico, antropológico y social de la figura de la Serpiente Emplumada, desde su aparición en textos primitivos toltecas, anteriores a los náhuas, hasta los tiempos modernos. Este librito (apenas tiene 182 páginas) es fascinante; cuando lo tuve por primera vez en mis manos lo leí de corrido en una sola sentada (era fin de semana) y al final me sentí como iluminado. ¡Había descubierto qué, o quién, o quiénes eran Quetzalcóatl, su presencia permanente no sólo en los pueblos precolombinos de Mesoamérica sino también en otros países de América Latina (Guatemala, Perú, Uruguay, Brasil y Argentina). También se explican las relaciones de Quetzalcóatl con el Ave Fénix, y en sus últimos párrafos, José Luis nos dice lo siguiente:

El mito de Quetzalcóatl es real y potencialmente gnóstico, porque puede tomar vida en cada uno y simbolizar o articular esa febril batalla interior por el saber trascendental y la redención final. El espíritu se descubre en esa lucha, auténtica jihad, y para liberarse tiene qué transgredir aquellos dualismos y polaridades que tan fácilmente se acomodan a una estrecha racionalidad. Y si bien la búsqueda es individual, radicalmente individual, hay un instrumento social a la altura del reto: el arle, que para los antiguos mesoamericanos era “flor y canto”... El camino de la gnosis es el de encontrar y llegar a conocer a la deidad o al principio trascendente y creativo del mundo en el interior de uno mismo. El momento extático es el de la percepción directa que advierte en el propio ser la chispa divina y la degradación divina. Chispa porque reconoce que la divinidad ahí reside, y degradación pues, para hacerlo, la divinidad ha tenido que sufrir una disminución, una limitación y un exilio de la naturaleza. He aquí la doble esencia y el doble símbolo de la serpiente emplumada: el águila como aquella chispa y la serpiente como esta limitación. Se trata, finalmente de una resurrección durante la vida, por la cual se adquiere una nueva vida, de un despertar por el cual las apariencias adquieren nuevos significados. Se trata con toda precisión de una gnosis, es decir, de una sensibilidad particular que opera en el mundo del conocimiento, más que en el mundo de la fe o bien, precisando mejor, en el mundo del saber más que de la creencia... El revoloteo de la serpiente constituye no sólo un torbellino sino una epifanía por la cual se funden dos órdenes antitéticos: los bucles batientes de los ciclos naturales, y la flecha alada de la eternidad. Es el caos domesticado, es la imaginación humana pugnando por desplazar los límites de la naturaleza.

¡Es el revuelo de la serpiente!

El otro libro de José Luis que deseo comentar es muy distinto al anterior. Como ya mencioné, se titula Siembra y Memoria. Muerte y Evocación de un Médico Republicano, y el relato de una verdadera odisea, realizada por José Luis en la búsqueda de la vida y la muerte de un tío suyo, hermano de su padre, quien nació en 1886 y murió asesinado por los fachistas en 1936, siete años antes del nacimiento de José Luis. El libro se inicia explicando su origen, por lo que lo cito:

Hacia 1956, cuando contaba con 13 años de edad y rondaba con mi perro por los tupidos y bien cultivados campos de la comarca de O Inicio, en el montañoso este de Galicia, un campesino se cruzó conmigo y amablemente me preguntó quién era. Le respondí de la manera que era usual en aquellos lugares y tiempos: “Soy hijo de Luis de Gaste/o”, “¿Hermano de Don Manolo?”, inquirió el campesino. Y al asentir a su pregunta se inclinó hacia mí para decirme en voz tan baja como vehemente: “¡Algún día le vengaremos!”. Mucho tiempo después, en 1986, hurgando entre documentos antiguos del Gaste/o, la vetusta casa de labranza de la misma región, encontré con inicial sobresalto y consecutiva conmoción una hoja manuscrita por mi abuelo que decía: “El 11 de septiembre de 1936 me mataron a Manolo los Fascistas, de Laiosa á Inicio.” Han pasado muchos años de estos graves y seminales incidentes y, aunque no llegué a conocerlo, he investigado con ahínco la historia de la vida y del asesinato del Dr. Manuel Díaz González, mi tío Manolo, estímulo de mi vocación médica inicial...

Lo que sigue son 140 páginas de esa investigación, realizada a lo largo de muchos años en distintos pueblos y archivos de Galicia y otras localidades en España, de muchas conversaciones con familiares y amigos del tío Manolo, con descendientes de esos familiares y amigos, en bibliotecas buscando publicaciones antiguas (la palabra Siembra en el título del libro se refiere a una revista publicada en O Inicio, en donde el tío Manolo escribió algunos textos reveladores de su posición de izquierda), o en numerosa y extensa correspondencia con parientes cercanos y lejanos del mencionado tío, todo esto matizado siempre por el lúgubre y amenazador inicio de la revuelta franquista de esos tiempos, descrito con todo su realismo brutal y sanguinario por José Luis. Pero el texto en general es claro y equilibrado, repleto de citas históricas que documentan y redondean las descripciones de hechos y de personajes en forma convincente. Además, la vena poética de José Luis surge por todas partes: cada capítulo cierra con un verso breve de algún bardo gallego, a veces antiguo y a veces contemporáneo, pero siempre alusivo al tema o episodio relatado.

El libro tiene 29 ilustraciones, todas pertinentes al texto, algunas tiernas y hasta románticas, como la de Regina, la ahijada del tío Manolo, a los 14 años de edad (Fig. 21), o la del dibujo de la rosa de María Díaz González (Fig. 26); hay dos del tío Manolo (Figs. 9 y 10) que lo muestran serio y determinado, hay una de la brigada falangista asesina (Fig. 18) y otras más, pero todavía debo mencionar la última figura, la 29, que nos muestra a José Luis reconociendo el sitio en donde fue asesinado el tío Manolo.

En este punto solicito un último ejercicio por parte del oyente o lector de este texto y es que evoque a su ancestro más querido. En mi caso particular, si pienso en mi querido abuelo Juan, un cabal campesino gallego llamado por sus hijos y nietos “Papá Juanito”, no sólo vienen a la mente imágenes o escenas sensoriales, en especial visuales y auditivas ocurridas hace 60 o más años, sino que ocurren en vertiginosa asociación con ellas sentimientos, intenciones, fantasías y pensamientos en lenguaje interno, sea como voces de mi añorado abuelo o en forma de comentario paralelo a la experiencia por un yo escurridizo...

A este Papá Juanito de José Luis está dedicado su libro que acabo de comentar, Siembra y memoria. Muerte y evocación de un médico republicano, con la siguiente cuarteta:

Papá Juanito, ya en calma reposa
ahora es nuestro tu trágico lamento
ya estalla tu aflicción y se deshoja
en pie resiste la casa de Castelo.

Me complace decirle a José Luis, en nombre de todos sus amigos y ahora colegas de esta nuestra Academia Mexicana de la Lengua, ¡bienvenido!

Muchas gracias

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