Para Vicente Quirarte no hay duda: “El poema es la victoria de la palabra por encima del dolor, de la vivencia y la palabra trasciende todo eso. Lo que queda en la palabra no se puede borrar, la vivencia a lo mejor se acaba, pero la palabra permanece”.
Con ese espíritu apareció su antología personal El tiempo y sus mastines, publicada por El Colegio Nacional, institución de la que es integrante, al igual que de la Academia Mexicana de la Lengua, y en la que reúne un grupo de obras que datan desde que comenzó a publicar hace 40 años.
El escritor hace énfasis en que se trata de una selección personal, que cuenta con un posfacio de Jorge Esquinca, “donde siento que el testimonio de lo vivido se ha concretizado en poemas que lanzo al mundo para describir lo que ha pasado”.
Añade que “de eso se trata la poesía, que la emoción se transforme en creación”, y el título a eso alude. “El poema es resultado de las heridas, las mordidas que los mastines, los perros del tiempo, dan a uno y el resultado es sublimado en poemas”.
La intención de esta antología es hablar del oficio del poeta, el enfrentamiento con la palabra, una de cuyas vertientes es lo amoroso. Su primer libro publicado se titula Vencer a la blancura, y eso describe su trabajo poético.
Quirarte, doctor en Literatura Mexicana por la UNAM, explica que en su poesía están presentes temas como la ciudad, la calle, el cuerpo de la mujer, la pasión.
Recuerda que Rubén Bonifaz Nuño (1923-2013) decía que la poesía se trataba de decir de otro modo lo que ya está dicho, mientras que José Emilio Pacheco (1939-2014) recomendaba “leer mucho, escribir mucho, pero publicar poco”.
Vicente Quirarte explica que a la par de El tiempo y sus mastines vio la luz su libro con nuevos poemas “Melvin en Jerusalem”, publicado por la Universidad de Querétaro, en el que reflexiona sobre el viaje que hizo a Tierra Santa el autor de “Moby Dick”, al mismo tiempo que lo hace del suyo propio.
Actualmente trabaja en un libro sobre la presencia/ausencia de su esposa, Patricia, a un año de su deceso y el cual se titulará Bisturí de cuatro filos, en referencia al poema escrito por Federico García Lorca (1898-1936).
Es un libro que está en reposo, para que permanezca la poesía y no quede solamente el dolor, lo que Ernesto Sábato llamaba “el procedimiento de refrigerador”, porque “la palabra puede ser muy engañosa, la vivencia puede ser muy engañosa, por supuesto que el dolor es auténtico, pero entonces hay que ver qué se queda para uno y qué es lo que puede convertirse en poesía para los otros”.
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