Vicente Quirarte, entre la poesía y la historia

Miércoles, 15 de mayo de 2019

Por Sylvia Georgina Estrada

“Nuestros enemigos son los primeros soldados del mundo, pero ustedes son los primeros hijos de México”. Esta frase formó parte de la arenga que Ignacio Zaragoza dirigió a sus tropas en la víspera de la batalla 5 de mayo, y que Vicente Quirarte retoma para titular su reciente libro.

Editado por Manojo de Ideas y la Secretaría de Cultura federal, Los primeros hijos de México se presentó con los comentarios de Javier Villarreal Lozano en la Feria Internacional del Libro Coahuila 2019.

Quirarte es investigador, poeta y un experto en el tema del vampiro. Estos variopintos intereses se han visto reflejados en numerosos libros, pero la historia lo ha acercado a su padre: Martín Quirarte.

“Es una herencia de mi padre, el historiador Martín Quirarte, quien dedicó sus afanes a investigar la Intervención Francesa, la Reforma, la figura de Benito Juárez, supongo que es una forma de rendirle homenaje. Yo nunca hubiera podido hacer este libro sin las enseñanzas y sin los libros de Martín Quirarte, es una forma de hablar con él”, señala en entrevista con Zócalo.

Los Primeros Hijos de México muestra un episodio fundamental en la vida nacional, pues sin la intervención francesa no se hubiera consolidado la república.

“Si no hubiera existido el imperio en México, porque yo creo que sí existió, aunque fuera por la fuerza de las armas, no hubiera podido tener este prestigio universal Benito Juárez. Cuando triunfa la causa republicana, los mexicanos se dan cuenta del tipo de gobierno que realmente quieren, porque antes de la llegada de Maximiliano no todo el pueblo era juarista. Cuando los mexicanos se dieron cuenta de la verdadera intención de la Revolución Francesa se adquirió plena madurez republicana y triunfó la república.

“Es muy importante esa época porque es cuando se define la sociedad civil, cuando realmente México dice qué quiere después de que se logró la Independencia en 1812, por eso a Juárez se le llama al consumador de la segunda independencia”, plantea el miembro del Colegio Nacional y de la Academia Mexicana de la Lengua.

Antes, la poesía

Vicente Quirarte también presentó en la FILC, pero hoy a las 17:30 horas, su libro de poemas El tiempo y sus mastines (Colegio Nacional, 2018). Esta publicación recoge los poemas que el autor ha escrito desde que empezó a publicar hasta la actualidad.

Fiel a sus pasiones, los temas que aborda Quirarte en su poesía van del amor, a los viajes, de la noche a las sensaciones que provoca caminar por una calle apenas iluminada.

“El primer poema que publiqué hablaba de la calle, de la noche, del amor. Y de alguna manera son temas que han estado presentes en todo lo que he escrito. También he escrito sobre la mujer, la ciudad, el amor a la noche y a los animales. En particular el tema de la ballena me llama mucho la atención y lo he cultivado en todos los géneros.

“También está el viaje, los viajeros aparecen mucho en los poemas, así como las ciudades que he recorrido, que he vivido y que he leído”, detalla.

El escritor considera que la poesía mexicana “es uno de los grandes monumentos de la creación en general”. De ahí que los versos de autores nacionales destaquen en los festivales internacionales de poesía.

“La poesía mexicana vibra por su poderío, originalidad, emotividad. La poesía mexicana es uno de los grandes momentos, semejante a los musicales o arquitectónicos”, dice con entusiasmo.

“Yo tuve el privilegio de tener como profesor a Eduardo Lizalde, nuestro mayor poeta vivo, a Rubén Bonifaz Nuño, del que aprendí muchísimo porque fue mi padre espiritual. También debo mencionar como mis maestros a toda la generación de los Contemporáneos y a la del 27, por eso he dedicado libros a estudiar la poesía de Gilberto Owen y de Luis Cernuda, tal vez porque, como bien lo hizo notar José María Espinoza: son los poetas malditos de su generación”.

Quirarte señala que la poesía se defiende “viviendo no de ella, sino para ella”. Y es que, afirma rotundo, “la poesía es un ejercicio que se hace en libertad”.

“La pregunta que siempre se le hace a un poeta es '¿se puede vivir de la poesía?, más bien la obligación de un poeta es vivir para la poesía, no de ella. Tal vez no dé para comer, pero sí para respirar, para ser más libres. Como me enseñó mi maestro Bonifaz: la poesía es lo más cercano a echar relajo”, concluye.


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