Sergio Fernández, reconocido cervantista, optó un día por el aislamiento.
Hace 21 años, el autor de Los signos perdidos, Los desfiguros de mi corazón y Miradas subversivas, entre otros libros, ya vivía acogido sobre sí mismo, cuando lo sorprendió un homenaje que habría de recibir en 1999 en el Palacio de Bellas Artes.
"Me siento un poco asombrado, porque curiosamente he sido más atendido en el extranjero que aquí", comentó entonces en entrevista con REFORMA.
Ocho años después, en 2007, recibió el máximo galardón que concede el Gobierno mexicano a sus creadores: el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de Lingüística y Literatura, cuya recepción, de manos del ex Presidente Felipe Calderón, fue uno de sus últimos actos en los que estuvo bajo los reflectores.
Nacido en la Ciudad de México en 1926, este lunes, a los 93 años, falleció en Veracruz.
Alumno de José Gaos y Edmundo O'Gorman, y amigo de Luis Cernuda y Carlos Pellicer, Frida Kahlo y Rosario Castellanos, José Revueltas y Jaime Sabines, formó parte de la Academia Mexicana de la Lengua y fue profesor emérito de la UNAM.
En 1980, ganó el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores por su novela Segundo sueño, distinción que compartió ese año con Alí Chumacero, Jesús Gardea y Fernando Curiel, y 8 años después se le concedió el Premio Universidad Nacional.
La UNAM fue uno de los grandes sucesos de su vida, señaló. Y antes que escritor se reconocía profesor.
"Toda una época, una manera de enseñar, de interpretar la literatura y de escribir literatura quedan vivas con solo evocarlo a él, al gran Sergio Fernández", tuiteó al recordarlo una de sus alumnas, la escritora Anamari Gomís.
Nota: REFORMA