Reconocen a Gutiérrez Vega con el Premio Nacional en Literatura

Viernes, 22 de Noviembre de 2013
Reconocen a Gutiérrez Vega con el Premio Nacional en Literatura
Foto: Academia Mexicana de la Lengua

El poeta, periodista y diplomático Hugo Gutiérrez Vega (Guadalajara, 1934) fue galardonado con el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2013 en el área de Literatura.

El escritor señaló que recibió ayer la noticia del titular de la Secretaría de Educación Pública, Emilio Chuayffet, quien le llamó por teléfono para confirmarle que el reconocimiento le será entregado por el presidente Enrique Peña Nieto en una ceremonia que se realizará la segunda semana de diciembre.

“Es un gran honor, me siento muy agradecido con el jurado y quiero compartirlo con mis hermanos de La Jornada”, dijo el director del suplemento cultural La Jornada Semanal, quien este viernes se encontraba en la capital queretana para entregar al obispo de Saltillo, Raúl Vera López, el Premio Internacional Hugo Gutiérrez Vega por sus contribuciones en el desarrollo de las artes y las humanidades, otorgado por la Universidad Autónoma de Querétaro.

Un provocador le da un premio a otro provocador, agregó el poeta en entrevista.

Por los senderos de la poesía

Hugo Gutiérrez Vega se tituló como abogado en la Universidad Nacional Autónoma de México, atraído por la belleza del derecho en abstracto, pero me enfrenté a la frialdad del derecho en concreto. Durante un año practiqué el derecho penal y me retiré, no pude más, explica.

No obstante, la poesía, su compañera de bienes y males, lo rondaba desde su niñez. Recuerda que cuando iba a la tierra de sus mayores, Lagos de Moreno, Jalisco, conoció a un viejo poeta, Francisco González León, magnífico, de gran sencillez y enorme refinamiento, comencé a leer sus cosas; yo tenía unos 10 años.

El primer verso de ese autor que el niño Hugo leyó se mantiene tan fresco en su mente como si hubiera sido ayer, “decía: ‘Sus manos, lenidades de paloma,/ sus manos escolares que me empeñé en besar;/ sus manos que exhalaban el aroma/ de un lápiz acabado de tajar’”.

“Me impresionó tanto que me puse a cazar al poeta, él iba a la Plaza de Armas, y lo esperaba en una banca. Era un viejito muy frágil, delgadito, con anteojos, vestido de negro, con un cuello de palomita, un corbatín negro y un sombrero de alas anchas. Me le acerqué y le dije: ‘señor, sé que usted es poeta’. Me vio con cuidado, me puso la mano en la cabeza y me dijo: ‘sí, hijito, pero ya no lo vuelvo a hacer’”.

González León, primero, y después la obra del padre Alfredo Plascencia, otro poeta de Los Altos de Jalisco, de Jalostotitlán, así como la lectura de Ramón López Velarde, llevaron a Gutiérrez Vega por los senderos de la lírica.

Llegaron entonces Federico García Lorca y la generación del 27, sobre todo Rafael Alberti, Luis Cernuda y Manuel Altolaguirre.

A los 17 años se atrevió a escribir sus propios poemas. Ganó los juegos florales de Sahuayo, Michoacán, con El niño y el mar, “que después me di cuenta que era un plagio inocente e inconsciente del libro de Alberti, Marinero en tierra”.

Estudió letras inglesas en Michigan, letras italianas en la Universidad de Roma y sociología de la comunicación en Londres. El teatro fue otra de sus pasiones, el cual, no obstante, tuvo que dejar porque económicamente era imposible seguir, tenía una compañera y tres hijas que sostener.

Fue integrante de carrera del Servicio Exterior Mexicano, consejero cultural en Roma, Londres, Madrid y Washington; embajador en Grecia, donde con el permiso de sus superiores, se dio tiempo para actuar en una versión de El general en su laberinto, del Nobel colombiano Gabriel García Márquez.

Fui un Bolívar robusto, decía algunas palabritas en griego, lo demás era en silencio, muy difícil. Regresando a México participé en una lectura dramatizada de una obra de teatro jesuita, fue lo último que hice como actor.

Los viajes y vivir en tantos países alimentaron la pluma de Gutiérrez Vega, tengo un libro sobre cada país en el que he vivido, salvo Grecia, del que tengo tres. En cada país he bebido sus aires, con el mayor entusiasmo posible. Me gustaría regresar a alguno de ellos, a mi edad se goza más releyendo que leyendo. Quiero volver a mi amada Grecia, aunque se está hundiendo; a España, aunque les pongo sus peros; a Italia. Pero como decía Elias Canetti allá por sus 90 y tantos años de edad, me moriría con mucho gusto, pero de momento, no tengo tiempo.

Respecto del Premio Nacional de Ciencias y Artes que recibirá señala: Fui un niño que vivió con su abuela en un pensión de estudiantes, cuando se pasa por una situación así, se vive con la sensación de no merecer nada, por eso me sigue sorprendiendo que me premien y me lleno de dudas al respecto. Pero trato de quedarme con las certezas y disfrutarlo. ¿Qué haré con el monto del premio? Sobrevivir.

Durante los siguientes días, el poeta se dedicará a rancherear por el país, para concluir sus periplos de fin de año en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, donde presentará varios libros suyos, entre ellos, una redición de Pasos revividos, editado por el sello Vaso Roto, y el tomo cuatro de Bazar de asombros.

Para leer la nota original, visite:

http://www.jornada.unam.mx/2013/11/23/cultura/a02n1cul

Para leer la nota original, visite: http://www.lajornada.unam.mx


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