Una noche de luna llena, don Atanasio Argúndez y Ávila, aquel juez que creía en la justicia y no en las leyes, despertó insomne a las tres de la mañana. La isla vivía en un estado de violencia y de desorden crecientes; la corrupción y la ineptitud de los funcionarios habían dado lugar a escándalos nunca antes vistos. Tomó asiento en el comedor y comenzó a escribir un artículo para La Voz de la Costa: “La política es una extensión de la ética. Si los gobernantes son honestos, sinceros, incapaces de simular, ¿cómo podría atreverse nadie a cometer ningún delito? El buen gobierno, la tranquilidad y la prosperidad de una sociedad son asunto de la formación y las costumbres de los ciudadanos, no de las leyes, que los mueven a encontrar modos de burlarlas; los hacen astutos y tramposos...” Lo leyó, acongojado porque sabía que no se lo iban a publicar. No se detuvo, sin embargo. Cuando terminó, regresó a la cama seguro de que ahora podría dormir. Para leer la nota original, visite: http://semanal.jornada.com.mx/2016/09/23/mentiras-transparentes-9985.html
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