La voz independiente de Leñero conjuntó libertad e inteligencia

Jueves, 04 de Diciembre de 2014
Leñero
Foto: La Jornada

Vicente Leñero fue un dramaturgo extraordinario, un ejemplo de integridad intachable, generosidad y franqueza, y una voz independiente que conjuntó libertad e inteligencia. Así se expresaron integrantes de la comunidad teatral, escritores y funcionarios culturales tras la noticia del deceso del escritor.

Rafael Tovar y de Teresa, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes: Lamento la muerte de uno de los hombres de letras más importantes del siglo XX mexicano. Su labor como narrador, dramaturgo, guionista y periodista es reconocida en todo el país. Su pensamiento siempre coherente y transparente lo convierten en un ejemplo de un hombre que con toda la libertad e inteligencia siempre expresó sus verdades.

María Cristina García Cepeda, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes: Leñero es una figura imprescindible. Destacó no sólo en la literatura y la dramaturgia, sino en el periodismo. Tuve el privilegio de contar con su amistad y calidez en momentos compartidos por más de 30 años. Fue un ser humano maravilloso, de gran generosidad cuyo legado es el arte con conciencia social. La enseñanza como periodista fue la de ser un hombre íntegro. Su obra es referencia. En cuanto al teatro siempre buscó la la excelencia, sobre todo, obras que reflejaran la realidad y que ayudaran a los seres humanos a comprender mejor su entorno.

Eduardo Vázquez Martín, titular de Secretaría de Cultura del Gobierno del DF: Lamento el fallecimiento de Leñero, quien fue sobre todo maestro de varias generaciones, ejemplo de profesionalismo congruencia y honestidad.

Un personaje múltiple

José Agustín, narrador: Un escritor mayor de la literatura mexicana. Empezó de una forma espectacular: el Premio Biblioteca Breve. Tuve la fortuna de trabajar junto a él en varias revistas. Vicente siempre fue un gran escritor y, sobre todo, yo lo veía como un manantial de recursos técnicos. Lo que hizo con Estudio Q y Los albañiles, en un principio, ¡qué bárbaro!, fue una cosa tremenda. Junto con La voz adolorida son tres obras riquísimas en experimentación.

Jaime Chabaud, dramaturgo: Leñero, como novelista, era un grande. En el contexto de ese género que los literatos suelen despreciar que se llama teatro fue uno de los mayores. Por al menos 40 años se distinguió por ser un revolucionario de la dramaturgia y, gracias a él el teatro saltó del costumbrismo al realismo. Vicente Leñero, de la mano de muchos directores, entre ellos Luis de Tavira, José Estrada y Enrique Ruelas, fue uno de los experimentadores de estructuras más señalados; cercano a Harold Pinter en su búsqueda no sólo del realismo, sino en lo que Pinter fue genial: la noción de la construcción del tren de pensamiento del personaje, es decir, Leñero es para el teatro mexicano lo que es Harold Pinter para el teatro inglés.

Alberto Castro Leñero, artista plástico y sobrino de Leñero: Por cuestiones geográficas tuve poco contacto con él en los años recientes, pero siempre me pareció una persona honesta y creativa. Al principio él escribió algunos textos sobre mi pintura y la de mis hermanos. Es un creador muy importante, con obras atípicas.

Hugo Gutiérrez Vega, poeta y periodista: Leñero es una personalidad y un personaje múltiple. Abarcó muchos campos en la literatura, la información, el teatro, y en todos lo hizo de una manera honesta, eficiente, brillante, profunda. Cumplió sus obligaciones profesionales como decía Antonio Machado: a mi trabajo acudo, con mi dinero pago, y al mismo tiempo hizo un trabajo brillantísimo. Quisiera recordarlo como novelista, sus trabajos sobre temas de la realidad que transfiguraba para darles un contenido lírico en algunos aspectos y en otros filosófico; sus artículos, sus crónicas deliciosas con momentos de vida muy intensos, pero sobre todo su teatro, por eso dicen que es fundamentalmente un hombre de teatro. Recuerdo Los albañiles, una de las grandes piezas del realismo social mexicano, retrato revelador del teatro de su tiempo.

Para leer la nota original, visite: http://www.jornada.unam.mx/2014/12/04/cultura/a03n1cul


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