- La sesión inaugural se llevó a cabo el 11 de septiembre de 1875, en la casa de Alejandro Arango y Escandón, su primer bibliotecario.
- La Academia tiene por objeto el análisis, el estudio y la difusión de la lengua española en todos sus ámbitos, así como a sus relaciones e intercambios lingüísticos con las lenguas originarias de México.
- A lo largo de su existencia, más de tres centenares de académicos han formado parte de la institución.
El 11 de septiembre de 1875, en casa de quien fuera su primer bibliotecario, don Alejandro Arango y Escandón, inmueble ubicado en el número 6 de la antigua calle de Medinas (hoy el 86 de República de Cuba), en Ciudad de México, se llevó a cabo la primera sesión de la Academia Mexicana de la Lengua, por aquel entonces correspondiente de la española. Asistieron a aquella reunión, entre otros, humanistas e intelectuales connotados como Joaquín García Icazbalceta, Manuel Peredo y José María Roa Bárcena.
La institución comenzó sus trabajos con sólo 13 de los 18 individuos numerarios con los que, por normativa de la Real Academia Española, podía contar. Hoy, de acuerdo con las reformas estatutarias de 1952 y 2006, posee 36 sillas de número para sus miembros en activo; puede elegir hasta 36 individuos correspondientes y cinco honorarios, y considerar en retiro a cuantos académicos de número en activo lo soliciten.
La Academia tiene por objeto el análisis, el estudio y la difusión de la lengua española en todos sus ámbitos, así como a sus relaciones e intercambios lingüísticos con las lenguas originarias de México; para ello, además del pleno académico que se reúne quincenalmente, se vale de las comisiones de Consultas y Lexicografía, dedicadas a la resolución de dudas lingüísticas y a la elaboración de diccionarios, respectivamente, y de un gabinete editorial encargado de las publicaciones periódicas y de la biblioteca de la corporación.
A lo largo de su existencia, sus sitiales han sido ocupados por más de tres centenares de ilustres escritores, lingüistas y estudiosos del país; lo mismo filólogos y gramáticos que filósofos y ensayistas, poetas y novelistas, comunicólogos y jurisconsultos, dramaturgos e historiadores, humanistas y científicos.
