Gonzalo Celorio indaga las raíces de su familia

Martes, 18 de Noviembre de 2014
El metal y la escoria
Foto: La Razón

La editorial Tusquets, del Grupo Planeta, acaba de poner en circulación la novela número cuatro del académico de la lengua, ensayista, narrador y docente Gonzalo Celorio (México, 1948): El metal y la escoria transita por la autoficción biográfica, la crónica familiar y la relación histórica. Saga entrañable que inicia con apuntes de la vida de Emeterio Celorio Santoveña (1858 -1907) —abuelo del narrador— en una exploración que retrata, con realismo, la migración asturiana a México en la segunda mitad del siglo XIX.

“En esta novela intento rescatar la historia de mi familia paterna, supliendo, a partir de la imaginación, un oscuro pasado que nunca me fue revelado. Tramas de exilios, revoluciones, bonanzas, migraciones y pérdidas”, dijo el también autor de la novela Amor propio (1991).

“Conocí a mi abuelo paterno cincuenta y cinco años después de su muerte, la tarde que sepultamos a mi padre. / No recuerdo haber visto antes ninguna fotografía de mi abuelo. Apenas sabía de su nombre, Emeterio Celorio, que se perdía entre las ramas de un árbol genealógico por las que nunca me había encaramado”, comenta un narrador (protagonista-autor) en primera persona, quien da cobijo, frente a los ojos del lector, a los avatares tempestuosos de las vidas de sus precedentes paternos.

Encadenamiento de hechos que dan cuenta de “los duros sacrificios y las muchas privaciones que sufrió Emeterio y de los arduos trabajos que acometió para hacer fortuna —es decir, para hacer la America” (conquistarla) y el dispendio posterior de sus beneficiados sumergidos en la parranda, el vino y la irresponsabilidad de no conservar un patrimonio.

El lector tiene en sus manos un fresco delineado sobre cales y mármoles que sostienen signos conmovedores de mudanzas que van del régimen porfiriano a la Decena Trágica, de desarraigos a bonanzas, de expoliaciones a venganzas, de amores a caídas, de abandonos a sigilosas controversias... Ya en Tres lindas cubanas (2006) Celorio apelaba a los vericuetos del pasado familiar materno; ahora, exorciza los laberintos del lado paterno.

El autor de El viaje sedentario ha confesado su turbación ante la posibilidad de contraer la enfermedad de Alzhéimer: su hermano mayor, quien le “contó” buena parte de las circunstancias que aparecen en este texto, contrajo dicha dolencia.

“Me vi envuelto en una terrible paradoja: la indagación de la memoria histórica y la posibilidad de enfrentar el olvido en forma personal. Me vi obligado a escribir con urgencia este libro”, aseguró Celorio.

El metal y la escoria corrobora esa batalla interminable que siempre ha librado la literatura en contra del olvido.

Para leer la nota original, visite: http://razon.com.mx/spip.php?article236601


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