Por Carlos Olivares Baró
Fundada en el tiempo. Aires de varios instrumentos por la ciudad de México. Difusión Cultural UNAM, 2014. El escritor y académico Vicente Quirarte (ciudad de México, 1954) es un apasionado de los avatares que arropan a la ciudad de México: su Elogio de la calle. Biografía literaria de la Ciudad de México 1850 - 1992, bitácora exhaustiva de la capital mexicana: mapa imprescindible —almanaque, guía, coordenadas— para todo aquel que quiera adentrarse en los laberintos de esta ciudad amada donde “Hay en el aire un río de cristales y llamas, / un mar de voces huecas, un gemir de barbarie, / cosas y pensamientos que hieren” (E. Huerta). Esta antología reúne poemas, relatos, breves ensayos, crónicas y avíos, que conforman múltiples representaciones de ese “coro de azul en retirada / y parvadas que llegan, niñas a la salida de la escuela”: en fin la Ciudad: cántico de azarosa y obscena consonancia carcomiendo los ojos del transeúnte presuroso. Cuatro acápites: poemas, historias, enseres y tránsitos extraídos de Elogio de la calle (2001), Razones del Samurái(2000), Morir todos los días (2010), Un paraguas y una máquina de coser (2010) y Enseres para sobrevivir en la ciudad (2012), entre otras publicaciones del Premio Xavier Villaurrutia 1991 por el poemario El ángel es vampiro. Ramón López Velarde y Efrén Rebolledo visitan el refugio japonés de Tablada; Che Guevara retrata en la Alameda a un niño de tres años que tiene “la costumbre heroicamente insana de andar solo”; la plaza Garibaldi es una tentadora circunstancia; José Emilio Pacheco recorre el parque México; regresar a casa en la ruta del camión Roma-Mérida, o el Sonora-Peñón, o el Juárez-Loreto; leer en el tranvía los Andamios interiores de un tiempo de esperanzas efímeras y apremiantes contemplaciones... En este libro somos testigos de un siglo XIX mexicano de “héroes y canallas, musas y poetas, de virtudes amplificadas y defectos hiperbólicos”. Suena un clarinete en la tómbola. Riffs de trompetas entintan las celosías. Un vendedor ambulante traduce la imprecación del sol. El lector tiene en sus manos una sonatina con acordes de vals. Un danzón se deja escuchar en la penumbra. La ciudad presiente la pátina del jadeo de la muchacha diligente que aborda el metro en la estación Zócalo. Aires de violines, fagotes y trombones. Aires de una flauta de prudente armónico. Tabaleos y fanfarrias para que “el amor condene a quien claudique”. Rimbaud juguetea a la intemperie, mientras Verlaine forcejea en medio de la brisa y la llovizna. Ciudad fundada en el tiempo: Quirarte la restaura en la floración de las jacarandas.
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