Bazar de asombros: "Seis momentos en la obra de Orson Welles", por Hugo Gutiérrez Vega

Domingo, 24 de mayo de 2015
Hugo Gutiérrez Vega - Archivo Informador.mx
Foto: Informador.mx

1.- Una película corta de Welles, La historia inmortal, revive la historia contada por muchos marineros en distintos puertos del mundo: el marinero llega a un puerto lejano y extraño, baja del barco y camina por las calles de la ciudad. Se le acerca un criado y le dice que está invitado para ir a cenar a la casa de un rico comerciante en telas. El marinero llega a la casa, lo recibe el mayordomo, toma un baño y se perfuma profusamente; lo conducen al comedor, le ofrecen una excelente cena que devora con gran apetito, lo llevan a su habitación, se acuesta, se abre la puerta y aparece una hermosa mujer madura que se desprende de su ligero camisón y entra en la cama del afortunado marinero. Pasa la noche de amor y el marinero duerme hasta que le llevan el desayuno. Le indican que debe irse y sale con sus memorias en las manos y en los ojos. El viejo comerciante en su enorme silla de bejuco observa todo lo que pasa y revive la historia inmortal que pronto se repetirá en otro puerto y en otra latitud.

2.- La figura del envejecido ciudadano Kane se multiplica en los espejos al pasar con su soledad a cuestas por los pasillos de la inmensa casa que construyó para él y para la incompetente cantante de ópera que fue su última compañera. El magnate periodístico pasó sus últimos años en el silencio del absurdo e inmenso castillo. En su memoria queda sólo el pequeño trineo de la infancia. Poca cosa son sus éxitos periodísticos, sus fracasos políticos y el gozo excesivo del poder que acumuló en vida. Antes de morir lo único que queda es el trineo entre la nieve de la infancia.

3.- Orson Welles amaba a España. Había engordado de una manera inmoderada. La gastronomía y el consumo de enormes puros habanos llenaban su vida y sus viajes. Hacía películas comerciales para ganar dinero y poder llevar a cabo sus proyectos personales. En España fue Falstaff, el bufón shakesperiano, en su gran película Campanas de media noche. Su obsesión fue filmar una versión del Quijote. Trabajó incansablemente, filmó kilómetros de cinta, pero el proyecto no cuajó. Quedaron los fragmentos. Por cierto que el actor que hacía el personaje de nuestro señor don Quijote se vino a México como exiliado republicano. Se llamaba Paco Regueira e hizo en nuestro país muchos pequeños y siniestros papeles: inquisidor y fraile loco y asesino. Tal vez lo recuerden mis lectores: ahí está su cara larguísima y lívida en Viva María y en otras muchas películas en las que hacia pequeñas partes. Un día hablé con él y me contó su aventura quijotesca. Recordaba a Orson con afecto. Me dijo: "Era tan genial que molestaba a mucha gente, pero era bueno y, a pesar de todo, hizo una buena parte de lo que quería hacer en el cine y en la vida."

4.- Orson Welles es un corrupto policía en la frontera con México; Heston es el honesto policía mexicano; Janet Leigh es su esposa; Akim Tamiroff es el patriarca de la banda de delincuentes y Marlene Dietrich es la madura prostituta que escucha incansablemente su caja de música y ama y compadece al envejecido policía corrupto. El tema es la corrupción, la crueldad, la violencia del poder y de los criminales. Todo termina en el charco putrefacto donde agoniza el policía corrupto.

5.- Desde sus primeros momentos de escándalo y talento en la emisión radiofónica, Orson Welles preparaba su personaje en la vida del cine, e iba haciendo su máscara que pasó por la Dama de ShangaiEl tercer hombre y otras películas que dirigió o en las que actuó. La música griega de El tercer hombre se escucha en las calles de la Viena de la postguerra en la que la corrupción y el contrabando son el dato cotidiano. Welles aparece y desaparece en la sombra callejera de la ciudad en ruinas.

6.- Orson Welles es el director de una versión de la pasión y muerte de Jesucristo en la película corta de Pasolini titulada La riccotta. Mientras dirige pronuncia su discurso contra la mediocridad burguesa, el sistema capitalista y la voracidad empresarial. Muere en la cruz Stracci, el personaje de Pasolini que representa al hambre subproletaria.

Para leer la nota original, visite: http://www.jornada.unam.mx/2015/05/24/sem-bazar.html


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