Poema del día

Siete poemas para esta semana. Selección de Felipe Garrido

Domingo, 15 de Julio de 2018
Por: Noticias

Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.

Lunes

De “Lides existenciales”

IV
Duermo tratando de ensayar mi muerte.
Sonrisa descarnada,
cuencas sin ojos que sin mirar me miran
mientras mi corazón redobla desbocado
por los fantasmas de la pesadilla.
Es la lóbrega noche, oro sin brillo,
mar de negrura inmensa y desolada
perpetradora de los sueños turbios
donde los miedos tienden sus guaridas,
Duermo y la muerte acecha mis latidos
esperando tal vez que el sueño eterno
cancele para siempre mis pupilas.

Carlos Martínez Plata
Lides existenciales
Leea Editorial / Barra Literaria Alí Chumacero /
Casa de la Cultura Santiago Ixcuintla, México, 2016

 

Martes

Esto no es un poema de amor, es algo más serio

Hace ratito fui raptado por una ráfaga de suspiros,
daba pequeños saltos, saltaba planetas.
También no hace mucho que soñaba que tenía insomnio.
La noche duerme, las casas se elevan,
los mitos se desmoronan.
Ésta es una manera de enterrar el silencio
podría escribir mi historia en tus labios.
Permíteme ser espontáneo:
el amor da más de trece kilómetros por litro.
Permíteme ser cursi:
volteo los ojos y me miro por dentro
tengo los bolsillos vacíos y el corazón del lado izquierdo.
El amor no tiene nada que ver con las canciones de José José.
Mil perdones, príncipe.

Armando Alanís Pulido (1969)
Los delicados escombros
Conaculta, México, 1998
Tomado de Árbol de variada luz. Antología de
la poesía mexicana actual, 1992-2002
Estudio preliminar, selección
y notas de Rogelio Guedea
Universidad de Colima, Colima, 2003

 

Miércoles

De “Elementos para un poema”

XV
El altar de las adivinaciones está cubierto con vísceras, caparazones de tortuga que revientan al fuego, hojas de roble, piedras con extrañas inscripciones. En él hay también cuchillos, uñas, dientes, navajas, filos para rasgar el velo que oculta los secretos. Sin embargo, la realidad es como una cebolla y en el fondo hay nada, apenas un poco de dolor y el túnel negro del deseo.

Norberto de la Torre (1947)
Tiempo es una metáfora que duele
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Editorial Universitaria (UMSNH), 2002

 

Jueves

Espaciomenor

quitar el último ladrillo
de un espaciomenor
respirar en el jadeo que convierte
el cuerpo en huracán
abren flores
punta fina
de los dedos
al rasgar
lo interior
ser
en la madera
el nudo
en el agua
la corriente
la certeza
en el aire

Edda Armas (1955)
Alas de navío
Ediciones Caletita, Monterrey, 2016

 

Viernes

En la ciudad se pierde el nombre, la voz
Desaparecen en silencio
uno a uno nuestros padres
Lo que sus brazos hicieron
ya se borra en las fachadas
En la tarde mientras camino, veo
el viejo puente derrumbado,
tomo una piedra pero ya no hay nadie
contra quién lanzarla
Una bicicleta que nos llevaba a ojos cerrados,
la ciudad bajo el concreto
El día tarda en calentarse,
solo en la oscuridad pulsa
un centímetro bajo la piel
me hospeda
y guarda para ti sus ojos
Mi cuerpo muere por fuera
aunque en las tardes frías
zozobran las hojas en la estación
El hacedor de los inviernos
nos deshoja
aun por dentro
Solo cruza la frontera
el cadáver en el río del migrante
nada
que declarar
bajo un mismo sol y cielo.

Gilberto Zúñiga (1955)
Fragmentos del Pacífico
Ediciones del Hotel Ambosmundos /
Centro Cultural Tijuana / Instituto
Municipal de Artes y Cultura de Tijuana
México, D.F., 2006

 

Sábado

Diamantina

Las hadas fueron junto a tu cuna,
Y un don te dieron, una por una.
–Tendrá la crencha de Berenice.
–La piel sedosa que tuvo Eunice.
–Para que mire sus lindas galas,
los verdes ojos le doy de Palas.
–Dotar sus dientes a mí me toca,
collar de aljófar pondré en su boca.
–Tendrá los labios como amapola.
–Los pies tan breves cual de española.
–El que la mire la idolatra:
le doy las gracias de Cleopatra.
–Pues que la adore el que la vea:
será la Venus de Citerea.
Así dijeron una tras una,
todas en coro junto a la cuna.
Y un gnomo enano, de pelo lacio,
de ojos biliosos, cual de topacio,
y piernas corvas, como una comba,
cayó de pronto cual una bomba,
y así les dijo: “Bella reunión,
falta a la niña un corazón:
por eso llego todo anhelante,
y en esa entraña pongo un diamante.”
Y así creciste, dulce bien mío,
llena de encantos, y el pecho frío;
y así te yergues, soberbia Antea,
como trasunto de Galatea.
De nieve llevas una coraza
que mis amores siempre rechaza,
y en vano gimo de ti delante:
tu alma es tan dura como el diamante.

Francisco González León (1862-1945)
Poemas Ernesto Flores (compilador)
Fondo de Cultura Económica, México, 1990

 

Domingo

Tres poemas

1
Sí, tú eras
la promesa de dicha,
de fusión y destino,
de integración completa;
insinuación ardiente;
anticipo del hombre
cabal hacia su triunfo.
Eras amor. Belleza.
Temía a la realidad que fuera a darme
una sombra tan sólo de lo que eras.

2
Y fuiste como el vértigo.
Un derrumbe de sueños, espanto del abismo
en que se hundió mi voz nostálgica de alturas.
Al temor de perderme entre tus brazos
creció el amor nutrido por la angustia.
De pronto me lanzabas hacia fuera,
hacia el choque continuo con los seres,
con las inesperadas realidades, ciega.
Tu recuerdo triunfaba de mis dudas
con un valor de cuerpo sin ausencia.
Era otoño, tristeza, hojas secas y muerte
y azar contradictorio me daba vida nueva.

3
Aquella vez, mis besos
se prendieron como húmedas orquídeas
al árbol siempre vivo de tu cuerpo.
Mito de luz tus ojos me llevaban
al oscuro dolor de tus orígenes,
a la prevista angustia de tu alma.
En el abrazo que la noche encubre
robaron al silencio los espíritus
el misterio del tiempo que no huye.
Y amor, en que viajamos en un vuelo sin alas,
cerró a la soledad el cauce rígido
por donde antes corrieran las palabras.

Carmen Toscano (1910-1988)
Rueca. Otoño
Año I – Vol. I México, 1941


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