Refrán popular de origen ranchero que significa que una vez que alguien está realizando algo que ha emprendido tiene que llevarlo a cabo y superar las dificultades y peligros que se le presenten. Santamaría completa la segunda parte del refrán así: "...pocas son cinco respingadas". Tiene una enunciación exclamativo sentenciosa. Variantes con el mismo sentido paremiológico: "una vez en el macho, pocos son los doscientos" (F. 90); "una vez montado en la mula, pocos son los reparos" (F. 49); "una vez puestos en el macho, pocos son los doscientos" (F. 116).