Refrán que expresa la mala imagen y el poco aprecio que se tiene del acomedido, como se llama en tierras americanas al individuo entrometido y metiche de tanto servicial: su lugar, según este poco aprecio popular, es la cárcel. Se emplea para cualquier situación y modalidad de intromisión. El sentido tiene un matiz irónico. En Colombia y Perú ese poco aprecio se expresa en los refranes "el comedido hiede a podrido" y "el que se ofrece se sobra".