Refrán basado en el tópico de quien puede lo más puede lo menos en una escala de peligrosidad en que el alacrán está por encima de la araña. Tiene la forma de una hermosa interlocución en dos miembros: el primer hemistiquio es una condición cumplida y formulada a manera de constatación equivalente a "puesto que ya se trabó el alacrán"; el segundo, en cambio, es una pregunta que expresa exclamativamente el sentido paremiológico del refrán: "¿qué le temes a la araña?".