Según Rubio, este refrán, de origen ranchero, se emplea "para dar a entender que bien poco tiene que cuidársele a la mujer que ha perdido la honra". Tal es, en efecto, su sentido paremiológico basado en el hecho de que de la caña de maíz lo cuenta es su fruto: el elote. Formalmente es un refrán con una enunciación exclamativa dentro de un marco sintáctico interrogativo. Se basa en un paralelismo antitético entre "cuidar" y "perder", por una parte, y entre "caña" y "elote", por otra.