Refrán muy popular, originado en las pugnas interétnicas de México, que en forma sentenciosa y enunciación exclamativa sanciona la imprudencia y parte de culpa que tiene quien se queja de algún daño "por haber confiado o valídose de persona que no debía", dice Rubio. Variante: "no tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre" (F. 70 y 132).