Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Pertenece a los refranes "no hay". Se refiere a la costumbre que había, en el México en que fue acuñado el refrán, de ir los domingos al pueblo a misa y a comprar el mandado. Es una transformación mexicana del refrán español "no hay sábado sin sol, ni doncella sin arrebol, ni callejuela sin revuelta, ni vieja que no sea alcahueta".