Refrán popular que acepta a regañadientes o finge aceptar el postulado ético de que la venganza es mala y lo pretende atenuar con el término "desquite" que, prácticamente, es lo mismo. No pasa de ser un juego de palabras basado en un gran ripio de rima obtenido mediante un barbarismo. En todo caso, se usa paremiológicamente para justificar actos de venganza.