Refrán popular de corte tradicional que, en forma sentenciosa, significa lo que enuncia: que no hay que tomar a una mujer que otro ha dejado ni hay que montar un caballo emballestado. Argumentativamente, este refrán está estructurado como la confrontación entre dos casos: una mujer dejada por "otro", por una parte, y un "caballo emballestado", por otra. "Emballestado" es un término de la medicina veterinaria propio de los caballos. En México, en efecto, la emballestadura es una enfermedad es una enfermedad incurable de caballos o mulas, consistente en una debilidad de las manos que hace que las traiga dobladas y que saque las rodillas para adelante; ello hace peligrosos para montar a tales animales pues tropiezan con frecuencia y se caen: ello los hace inútiles para el trabajo. Tiene rima consonante entre sus dos hemistiquios.