Refrán popular originado en las luchas interétnicas tanto novohispanas como del siglo XIX, cuyo probable enunciador original es un mestizo, que declara ateo (o ladrón según la variante) al indio con puro. Es un refrán semiótico: el significante es siempre un indio con puro. Las sentencias o significados que de ese significante se sacan, pues, son: "seguro que es un ateo", dicen en los medios religiosos; "es un ladrón", señalan las autoridades civiles. La palabra "indio", señala Rubio, cargaba a cuestas a principios del siglo XX el desprecio, racismo y hostilidad ancestrales y, por ello, funcionaba en el habla de la ciudad de México de entonces como un insulto. Variantes: "indio con puro, ladrón seguro" (F. 5, 90 y 116); "indio que chupa puro, que menos ladrón seguro" (F. 116); "indio que fuma puro, ladrón seguro" (F. 66 y 132).