Refrán popular que dice lo mismo que enuncia. Rubio equipara su sentido paremiológico con el del refrán: "ningún malagradecido siente el favor recibido". Se aplica a todas las situaciones de ingratitud. Su forma es el de una sentencia formulada a la manera de una definición estructurada en dos hemistiquios que por ser octosílabos tienen una cadencia muy natural.