Refrán que expresa, con la comparación entre el amor del yerno y el sol de invierno, la frialdad que suele existir entre el yerno y sus suegros. Se aplica a las situaciones que tienen lugar en el parentesco del yerno. La forma del refrán es la de una sentencia cuyo arte verbal tanto como su estructura semántica están fincados en la rima consonántica entre "yerno" e "invierno" que hace prevalecer la imagen del frío.