Refrán popular de fuerte raigambre en la paremiología hispánica cuyo sentido paremiológico asienta que cuando una puerta se cierra, otra se abre. Se utiliza para consolar ante los fracasos ya amorosos, ya de otros. El refrán toma como referente imaginario la naturaleza; en concreto, los árboles en quienes se da con más frecuencia la imagen que sirve de ejemplo al refrán: mientras unas ramas se secan otras están reverdeciendo.