Refrán popular que suele tener como enunciador al varón, como referente a las mujeres casaderas, y como oyente un corro de hombres. Tiene enunciación exclamativa y se suele aplicar a las luchas juveniles por conquistar a la mujer amada. Tiene el mismo sentido paremiológico de refranes como: "para qué las cortas verdes si maduras caen solitas"; o bien "también de maduras caen, aunque no se haga la lucha". El mismo sentido se suele dar a refranes que asumen imágenes campiranas. Como: "solitas bajan al agua sin que las hagan bajar" de cuya interpretación recoge Rubio esta estrofa: "Cupido se lamentaba / de un amor que ingrato fue, / y sólo le consolaba, / que cuando ellas tienen sed / solitas bajan al agua / sin que nadie las arree".