Refrán popular que en enunciación interpelativa aconseja la vida matrimonial y pondera el estado matrimonial como paradisíaco y mágico. Las variantes parten del supuesto de que Juan se casó y, efectivamente, las piedras se convirtieron en panes. La conversión de las piedras en panes es una de las tentaciones del diablo a Cristo en el desierto según el midrash evangélico de Mt 4, 3 y paralelos. Que las piedras se conviertan en pan es, pues, un rasgo de un mundo fantástico en el que quedan resueltos los problemas de alimentación gracias al matrimonio. Variantes:"cásate, Juan, y las piedras se te volverán pan" (F. 113); "casose Juan, y en piedras se le volvió el pan" (F. 90); "casose Juan, y piedras se le volvió el pan" (F. 116); "casose Juan, y por su suerte negra, el pan se le volvió piedras" (F. 116).