Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. A saber: que cada uno tiene sus propios obstáculos. Se usa para sancionar situaciones en que alguien se queja o descubre que no puede hacer lo que querría. Las variantes del refrán ilustran no sólo sobre su sentido paremiológico sino sobre las diferentes formas en que circula. Variantes: "para cada perro cría Dios un palo" (F. 66, 90 y 132); "para cada perro ha creado Dios un palo" (F. 88); "para cada perro hay su garrote" (F. 37); "para cada perro hay su tramojo" (F. 12, 64, 90, 113, 116 y 122); "para cada perro hay un tramojo" (F. 48 y 49).