Refrán popular de la serie de refranes de experto que significa que cualquiera, aún el mejor, puede cometer errores. Se usa como una manera de excusar a quien comete error eventual bajo el tópico argumentativo de que hasta el mejor se equivoca alguna vez. Como se señaló arriba, tiene el mismo sentido paremiológico y se atiene al mismo tópico que refranes como"al mejor arreador se le desbarajusta la manada"; "al mejor cazador se le va la liebre"; "a la mejor cocinera se le queman los frijoles". Tiene una hechura más bien rural y una forma sentenciosa. Variante: "al mejor mono se le cae el zapote" (F. 51, 113 y 119).