Refrán popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una sentencia performativa. A saber: que no hay que ponerse exigentes con las cosas de regalo. Tiene, por tanto, el mismo sentido paremiológico que refranes como "a caballo regalado no se le mira el diente"; "dadas, ni las puñaladas hacen daño"; "del dátil, hasta la palma". Desde luego, hay también su contrarrefrán que contradice el tópico "todo lo dado es bueno", defendido por esta serie de refranes: "de balde ni los muchachos nacen buenos". Hay rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios.