Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
ENTRE LOS VOCABLOS que los latinos usaban para designar los puntos cardinales se cuentan septentrio, australis, meridies, oriens y occidens. En el español actual perviven, procedentes de ellos, las voces septentrión, austral, mediodía, oriente y occidente, que eran comunes en época temprana, como puede comprobarse, por ejemplo, en los libros del Saber de astronomía, de Alfonso X el Sabio, de la segunda mitad del siglo XIII.
        Sin embargo muy pronto el español tomó del anglosajón y del alemán las actuales designaciones: norte de nord, sur de sud, este de east, oeste de west. En el Diario de Colón (1492) se lee a cada paso oueste, sudueste, surnornorueste, sursureste, aunque alternaban con las formas latinas, pues éstas aparecen con frecuencia en la literatura de esa misma época, sea por caso en la Historia de los Reyes Católicos, de Andrés Bernáldez, donde a propósito precisamente del descubrimiento de América hace uso de los latinismos oriente, occidente, etc. Quizá esto pueda explicarse porque las nuevas designaciones anglosajonas se incorporaron primero en cierto tipo de literatura más técnica, propia de los geógrafos y los marineros.
        Hoy ciertamente no decimos septentrión sino norte, ni mediodía sino sur, pero conviven los vocablos este y oriente (o levante), oeste y occidente (o poniente). Asimismo resulta mejor y más natural la formación de adjetivos derivados de las formas latinas: septentrional, austral, meridional, oriental y occidental.
        Ciertamente las voces anglosajonas generaron también derivados, aunque pocos y de uso restringido (norteño, nórdico y sureño). No hay en español adjetivos que procedan de este y oeste, por lo que es necesario el uso de oriental y occidental. Levantino tiene uso y significación limitados, y poniente no forma adjetivos.
        Las voces para nombrar los puntos intermedios se formaron mediante combinaciones (noreste, noroeste), algunas bastante complicadas (nornoroeste, entre el norte y el noroeste: estenordeste, entre el este y el nordeste). Para estos usos no intervienen los vocablos latinos.
        El DRAE registra la voz sud y señala que "es la forma usada en composición, sudoeste, sudamericano". No deja de llamar la atención el hecho de que, habiendo el español convertido en sur la voz anglosajona sud, vuelva a ella para formar compuestos del tipo sudamericano, sudafricano, sudeste, sudoeste, sudsudeste, sudsudoeste, cuando nord sólo produjo nordeste (menos frecuente que noreste) y nórdico, ya que en los demás casos se usa norte (norteamericano, norteafricano) o nor- (noroeste). Si el anglosajón sud fue castellanizado en sur y nord en norte (o nor-), valdría la pena considerar la conveniencia de tomar esas voces (ya españolas) para los compuestos y así decir Suramérica, suramericano, Suráfrica, surafricano, como hacemos los mexicanos cuando, al referirnos a cierta zona geográfica del país, decimos el Sureste, nunca el *Sudeste.

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