Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
ES INTERESANTE OBSERVAR que mientras la Academia parece preferir la grafía sabiondo (sin hache), Moliner se inclina por sabihondo, aunque en ambos diccionarios se dé cabida a las dos formas. El significado de la voz, de carácter familiar, es 'que presume de sabio sin serlo'. Ha generado al menos un derivado: sabiondez o sabihondez ('calidad de sabiondo').
        A pesar de que el empleo actual favorece la grafía con h, me parece que se han proporcionado argumentos convincentes que llevan a pensar que sabihondo es simplemente una degeneración de sabiondo. Moliner se limita a dar la definición en la entrada sabihondo, considerando por tanto la variante sabiondo sólo como la segunda opción. No les asigna etimología alguna.
        Por su parte, la Academia procede en sentido contrario, es decir que ofrece como vocablo preferente sabiondo y anota como segunda opción la palabra con h. A diferencia de Moliner, el DRAE sí arriesga una etimología. Hace proceder la voz de una palabra latina reconstruida: *sapibundus (a la vez originada en *sapius por sapiens). De aceptar esta hipótesis, es obvio que el vocablo español debería escribirse sin h, pues no hay letra alguna en sapibundus que permita explicarla: según la fonética histórica, la p sorda se sonoriza en b, la sonora b desaparece; así sapibundis produce sabiondo. Para justificar etimológicamente la h, habría necesidad de contar con una f latina de la que carece el vocablo que se propone como origen.
        La h de sabihondo, a juicio de Rufino J. Cuervo, el eminente filólogo colombiano, debe explicarse como resultado del fenómeno lingüístico conocido como etimología popular, que consiste en el instinto que lleva a modificar las palabras para asignarles un significado que, en su forma original, no es evidente. Ello explica que se diga, por ejemplo, vagamundo ('que vaga por el mundo') en lugar de vagabundo. De igual manera, los hablantes, al no encontrar un sentido a la terminación -ondo (procedente de -undus), la modifican mediante la adición de una h, convirtiendo -ondo en hondo, con objeto de que sabihondo pase indebidamente a significar algo así como 'sabio profundo'.

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