Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
EL DRAE no anota etimología para el vocablo quicio, que define en los siguientes términos: 'parte de las puertas o ventanas en que entra el espigón del quicial, y en que se mueve y se remueve'. El quicial por su parte viene a ser el madero que asegura y afirma las puertas y ventanas por medio de bisagras. Véase que sólo con apoyo en esta definición cobran sentido expresiones muy comunes como "fuera de quicio" ('fuera del estado regular'), "sacar de quicio una cosa" ('violentarla'), "sacar de quicio a uno" ('exasperarlo'), etcétera.
        María Moliner, en su conocido Diccionario de uso del español, transcribe como segunda acepción la definición académica y, como primera, aclarando que ésta no aparece en el DRAE pero que es de uso corriente, la que sigue: "rincón formado por la puerta y el muro en la parte por donde gira la puerta sobre los goznes". Como ejemplo de este valor semántico anota la expresión "acurrucado en el quicio de la puerta". Si la Academia no encuentra etimología confiable para esta voz, Moliner intenta al menos una explicación de su origen que le permita incluir ese sentido de 'rincón' como primera acepción de quicio. Sugiere que tal vez provenga de resquicio ('grieta que queda en la unión de la puerta con el marco'), sustantivo derivado de un reconstruido verbo latino *excrepitiare ('resquebrajarse') y éste del participio crepitus, de crepare ('rechinar, romperse'). Otra posibilidad, según la misma lexicógrafa, es que se trate de un derivado regresivo de desquiciar (y éste de *excrepitiare).
        A mi juicio la pormenorizada disquisición etimológica de Moliner resulta poco convincente. No cabe duda, por otra parte, de que la acepción académica, así sea poco conocida, queda plenamente justificada si se consideran las expresiones, éstas sí muy usuales, que se han formado sobre la voz quicio ("sacar de quicio", por ejemplo). Me parece empero que la determinación tomada por Moliner es perfectamente coherente con el propósito de su diccionario, que tituló de uso precisamente para señalar el criterio que la guiaba: incluiría las voces que los hispanohablantes empleamos y las acepciones con las que las usamos, independientemente de que estén o no sancionadas por la Academia. En este sentido parece indudable que para muchos hispanohablantes (incluidos no pocos escritores) el principal significado de quicio es el rincón que forman la puerta y el muro y que muy pocos reconocen en ese vocablo el exacto significado académico ('lugar donde entra el espigón del quicial'), aunque ciertamente empleemos todos, con propiedad, expresiones en que interviene un uso figurado de quicio ("sacar de quicio a uno") que se apoya en ese preciso valor semántico.

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