Por muchas razones, entre ellas el hecho de que los Juegos Olímpicos tuvieron lugar ahí en 2008, el nombre de la capital de China aparece cada vez más en los diarios impresos y electrónicos. En nuestra lengua, a veces se escribe Pekín, a veces Beijing. No faltan algunos pocos casos de Pequín (con qu). La primera es la grafía tradicional en español; la segunda comenzó a emplearse en las últimas décadas del siglo XX. En inglés se escribía, hasta hace relativamente poco, Peking; hoy parece usarse sólo la grafía Beijing. La forma Peking (en inglés) y Pekín (en español) se justificaba porque correspondía al antiguo método de transcripción del sistema postal chino. Reflejaba la pronunciación arcaica de la sílaba ping (king). En China hoy se emplea sólo la forma Beijing, que corresponde al sistema de transcripción oficial llamado hanyu pinyin y el gobierno de ese país ha manifestado su deseo de que se respete, en todas las lenguas, esa escritura.
No cabe duda de que en español la forma tradicional de escribir el nombre de esa ciudad china es Pekín. Así lo escribía, a fines del siglo XVII, Carlos de Sigüenza y Góngora y, a principios del XVIII, fray Jerónimo Feijoo. En el Corpus diacrónico del español, en la página electrónica de la Real Academia Española (www.rae.es), que recoge textos que van desde la Edad Media hasta 1975, sólo se documenta la grafía Pekín y, muy rara vez, Pequín (forma que parecía preferir Octavio Paz). Ahora bien, en el Corpus de referencia del español actual (CREA), en la misma página, donde aparecen textos de 1974 a nuestros días, el español general sigue prefiriendo la escritura tradicional (Pekín) frente al neologismo (Beijing), a razón de 1382 apariciones del primero sobre sólo 221 del segundo (por una vez que se escribe Beijing, se escribe seis veces Pekín). Lo mismo puede decirse del español mexicano en particular: Pekín es once veces más frecuente que Beijing.
La primera aparición de Beijing en el CREA corresponde a un texto del diario español El País de 1984. Si se toman en cuenta sólo los textos posteriores a ese año, sigue siendo notable la preferencia por Pekín (1163 registros) frente a Beijing (221): Tampoco puede decirse que, en los últimos años, vaya ganando sitio Beijing frente a Pekín. Obsérvese el siguiente cuadro, que resume datos del CREA:
Apariciones de Pekín
2000: 18
2001: 30
2002: 29
2003: 19
2004: 17
Promedio: 22
Apariciones de Beijing
2000: 11
2001: 21
2002: 5
2003: 9
2004: 1
Promedio: 9
Número de apariciones de Pekín por una de Beijing
2000: 1.6
2001: 1.4
2002: 5.8
2003: 2.1
2004: 17
Promedio: 2.4
A pesar del deseo de las autoridades chinas en el sentido de que el nombre de la capital de su país se escriba Beijing y se pronuncie [beiyíng], opino que en español debemos seguir empleando la forma Pekín, entre otras, por las siguientes razones. No hay razón para modificar una palabra que viene empleándose con esa escritura desde hace siglos. El que la pronunciación resultante no corresponda a la manera precisa en que se articula el vocablo en chino tampoco es razón para cambiar su escritura. Lo mismo sucede con otros topónimos consagrados por el uso y la tradición: Londres no suena igual que London ni Florencia equivale fonéticamente a Firenze. No por ello vamos a abandonar las designaciones tradiciones Londres y Florencia. Piénsese, por otra parte, qué sucedería si a las autoridades mexicanas se les ocurriera sugerir que en cualquier lengua se escriba el nombre de nuestro país con la grafía México y, además, que siempre se pronuncie [méjico]. ¿Dejarían los franceses de escribir Mexique (pronunciado [meksík]), o los italianos Messico [mésico]? ¿Cambiarían los anglohablantes la pronunciación del vocablo y ya no dirían [méksico] sino [méjico]? Creo que no; no habría razón alguna para hacerlo.
Además la grafía que se propone para la pronunciación del vocablo no corresponde a la ortografía de nuestra lengua: en español la letra /j/ nunca se pronuncia como [y] o algo parecido. De la misma manera que no pocos hispanohablantes, cuando pronuncian el nombre de nuestro país dicen [méksico] y no [méjico], no faltarán mexicanos que, cuando vean escrito Beijing pronuncien [beijíng, con jota] y no [beiyíng], como desean las autoridades chinas. En inglés, por lo contrario, la grafía /j/ nunca se pronuncia velar, como en español, sino que su articulación palatal parece corresponder a la manera en que se pronuncia en chino. En otras palabras, en inglés la escritura Beijing corresponde a la pronunciación [beiyíng]. A ello puede deberse, entre otras causas, que sin ninguna dificultad se haya adoptado el nuevo vocablo en esa lengua. Es posible, asimismo, que en un futuro próximo en el español, en el mexicano en particular, tenga éxito la voz Beijing no tanto por ser la forma recomendada por China, cuanto porque así se emplea en el inglés. De hecho, según he venido observando, el éxito ya lo tiene en ámbitos tan importantes como la televisión y la radio. Obviamente los millones de personas que a diario ven televisión, sobre todo los programas de noticias y de deportes, dirán y escribirán Beijing y rápidamente abandonarán la forma tradicional (Pekín). Será un caso más, entre los ya muy numerosos, de extranjerismos que llegan a nuestra lengua a través del inglés. Vendrá a ser, bien visto, un anglicismo más.