Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
EN BOCA DE VARIOS HABLANTES de la zona noroeste del país, cuyo centro podría ser tal vez la ciudad de Tepic, he oído una expresión que me resulta interesante por cuanto se aparta sensiblemente de la norma estándar de la lengua española. Ignoro si el fenómeno pertenece también a otros dialectos, lo que puede asegurarse es que no es propio de la ciudad de México. Ahí (en Tepic) si, por ejemplo, una persona necesita levantar del suelo un bulto muy pesado, pide a otra que le ayude porque "no lo puede" ella sola; una canasta del mandado puede resultar tan grande que la señora en el mercado apenas "la puede". No deben confundirse estas construcciones con otras del tipo de "Fulano las puede" (es poderoso), en que las (palabra semánticamente vacía) no está funcionando estrictamente como pronombre, ya que no tiene referente expreso ni tácito.
        Como puede observarse, en los casos transcritos aparentemente se da un objeto directo pronominal (lo, la, los, las) del verbo poder, que, según la gramática, no puede llevarlo. El verbo poder sólo puede construirse con infinitivo (puedo leer) y éste, generalmente, es analizado no como objeto directo de poder sino como verboide de una perífrasis (predicado que se manifiesta por dos verbos, uno conjugado y otro no conjugado o verboide). En la oración "no lo puedo creer", el pronombre lo es objeto de creer, no de poder.
        La construcción "no la puedo" tiene, al menos, dos posibles explicaciones. Una sería la supresión, por parte del hablante, de un infinitivo que podría ser cargar, levantar, soportar, etc.: "esa canasta es tan pesada que no la puedo (cargar)". El inconveniente de este análisis, entre otros, sería el hecho de que son muchos los infinitivos que el hablante podría eludir, y en tal caso su reposición, por parte del analista, resulta necesariamente arbitraria.
        Quizá sea más aceptable ver en construcciones como "no la puedo" una extensión de otras en que también aparecen objetos o complementos pronominales procedentes de complementos de otra naturaleza, circunstanciales predominantemente. Así, "yo me acerqué a él" se modifica en "yo me le acerqué", donde el circunstancial a él pasa a expresarse por medio de un pronombre objetivo indirecto le. De la misma forma, expresiones como "no puedo con él (ella, ellos, ellas)", en las cuales con él es un circunstancial, en el dialecto al que aludo en esta nota se modifica en "no lo (la, los, las) puedo", con un lo objetivo."

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