Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
EN ESPAÑOL EL SUFIJO -ICO da lugar, generalmente, a adjetivos derivados caracterizadores de personas o cosas, procedentes de sustantivos: alfabético de alfabeto, básico de base, biológico de biología, etc. Sin embargo, en el español contemporáneo, hablado y escrito, la voz jeroglífico se emplea muchas veces como sustantivo y no sólo como adjetivo. De hecho, en el DRAE, aunque en la primera de las acepciones este vocablo queda registrado como adjetivo, en la segunda aparece como nombre, asignándole el siguiente significado: 'cada uno de los caracteres o figuras usados en este género de escritura' (género que quedó definido en la primera acepción, en el que las palabras no se representan por signos fonéticos o alfabéticos sino con figuras o símbolos). Se hace proceder la voz jeroglífico de hieroglífico, ésta del latín hieroglyphicus, y finalmente del griego hieroglificós (hieros: 'sagrado' y glifo: 'grabar').
        Puede verse que tanto en latín como en griego el vocablo, al menos en principio, era adjetivo. Puede suponerse que también en español el sentido primitivo de la voz (y su función sintáctica) era de naturaleza adjetiva: escritura jeroglífica, por ejemplo. Al paso del tiempo, sin dejar de emplearse como adjetivo, comenzó a usarse como sustantivo, con el valor de carácter o figura empleados en la escritura jeroglífica: los jeroglíficos egipcios, sea por caso.
        No faltan quienes piensan que es impropio el empleo de jeroglífico como sustantivo y algunos sugieren que para esa función deberían usarse voces como jeroglifo o glifo. Incluso alguien podría pensar que jeroglífico es un adjetivo derivado de sustantivos primitivos del tipo de jeroglifo o glifo. Conviene por tanto aclarar que los vocablos jeroglifo y glifo no aparecen en el DRAE. Esto de ninguna manera quiere decir que por esa razón esas palabras no existan en la lengua, sino simplemente que ese lexicón, que quiérase o no sigue siendo el de mayor prestigio, no las considera recomendables (o necesarias).
        Por mi parte creo que, contra lo que podría pensarse si se observa superficialmente la forma de las voces en cuestión, los vocablos jeroglifo y glifo vienen a ser en alguna medida derivaciones o, si se quiere, creaciones neológicas a partir del adjetivo preexistente jeroglífico. Si la creación de la voz jeroglifo hace pensar en la innecesaria invención de una voz primitiva inexistente que justifique al adjetivo jeroglífico, es decir hacer derivar jeroglífico de jeroglifo, aún menos sostenible parece el asignar el sentido de 'carácter o figura' a la voz glifo, pues, por una parte, su etimología ('grabar' en griego) separada de hiero- ('sagrado') no tiene sentido y, por otra, glifo ya existe en el vocabulario de la arquitectura, donde designa un 'motivo de ornamentación que consiste en trazos grabados en hueco o canales con que se interrumpe una superficie lisa'. Por todo lo anterior juzgo que, mientras la mayoría de los hablantes no hagan suyos los neologismos jeroglifo y glifo, no hay inconveniente para seguir empleando la palabra jeroglífico, tanto como adjetivo (escritura jeroglífica) cuanto como sustantivo (jeroglíficos egipcios).

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