Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
AUNQUE NO FORMULADA precisamente con estos términos, la ortografía española recomienda para los nombres propios extranjeros no hispanizados, particularmente los geográficos, la regla de respetar la escritura de la lengua original. Por otro lado, voces como Londres, Nueva York, Burdeos, Ginebra, Hamburgo, Florencia, etc., deben preferirse a London, New York, Bordeaux, Genève, Hamburg, Firenze, porque esas formas hispanizadas están ya consagradas por el uso. Sin embargo en la mayoría de los casos no hay otra opción sino escribir los nombres propios geográficos tal como se hace en el idioma correspondiente: Washington, Lyon, Houston, Stuttgart, Abruzzi...
        Aunque sea una verdadera perogrullada, es necesario aclarar que la normatividad anterior sólo tiene sentido con nombres procedentes de lenguas que cuentan con un alfabeto semejante al nuestro, que tengan una mayoría de grafías iguales a las del alfabeto español. Como estoy hablando precisamente de ortografía, no de pronunciación, es obvio que en lenguas como el ruso o el búlgaro, y con mayor razón el japonés, el chino o el árabe, que tienen, o bien sistemas de escritura no alfabética (el chino, sea por caso), o bien alfabetos diferentes del nuestro (como el ruso), no puede aplicarse la parte de la regla que indica que los nombres propios extranjeros se escriben como en el idioma original. La única manera de hacerlo es adaptando, lo mejor que se pueda, los sonidos extranjeros a la ortografía española.
        Por ello me llamó la atención lo que leí en un artículo ("La sangre ineludible") firmado por Guillermo Farber (Excélsior, 10 de enero de 1991, p. 16-A): "hay que recordar que el nombre oficial del país es: Al-Jumhuriya al-Iraquiya ad-Dimuqratiya ash-Sah'abiya. De manera que debe escribirse Iraq" (con q y no con k). Habida cuenta de que si el largo nombre transcrito es una mera adaptación de sonidos árabes a grafías españolas, resulta inconsecuente la última norma ("debe escribirse Iraq"), a no ser que pudiera demostrarse que el sonido representado por q es más parecido al sonido árabe que el representado por k. El error está en ignorar que tanto k como q, en español, representan el mismo fonema (velar oclusivo sordo), y por tanto la argumentación en favor de q o k en la escritura española de ese nombre geográfico debe ir por otro camino.
        A quienes baste el cómodo argumento de la autoridad, debo decirles que la Real Academia, aunque de forma indirecta, recomienda escribir Irak (con k). Digo "de forma indirecta" porque, hasta donde sé, no hay al respecto una norma propiamente dicha, sobre todo si se tiene en cuenta que el DRAE no contiene nombres propios. Sin embargo, quien busque el adjetivo iraquí (sí definido en el lexicón madrileño) leerá: 'perteneciente o relativo a Irak' (con k). Obviamente hay razones ortográficas, que trataré de resumir, para escribir con k el nombre hispanizado de ese país.
        1) La letra q, según la Real Academia Española, "se usa solamente ante la e o la i, mediante interposición gráfica de una u, que no suena" (véase la entrada q en el DRAE). Esta regla es ciertamente para "vocablos españoles". Debemos sin embargo entender que Irak es un vocablo no español pero sí hispanizado. El sonido /k/ en esa palabra está en posición final, por tanto no le sigue ni e ni i. No cabe entonces la grafía q sino la grafía k, recomendada precisamente para un caso como éste, pues de ella anota la Academia: "no se emplea sino en voces de procedencia griega o extranjera [...] suplíasela con la c antes de la a, la o, y la u y con la q, seguida de esta última vocal, antes de la e y la i". Primero, considérese que Irak es nombre extranjero; segundo, obsérvese el empleo del pretérito imperfecto suplíasela (es decir, ahora ya no), y tercero, téngase en cuenta la restricción para el empleo de q (que debe ser seguida de u y escribirse sólo antes de e, i).
        2) El DRAE no contiene ninguna palabra terminada en q y sí algunas (todas de origen extranjero) cuya última letra es k: yak, cok, volapuk... Si se acepta que la analogía es un buen procedimiento para asignar tal o cual escritura a una nueva palabra, convendría escribir Irak mejor que Iraq.
        3) El DRAE tampoco incluye voz alguna en que a la letra q no siga una u. Si en Iraq debe aparecer la letra q sola, parece preferible, para respetar la regla que señala la obligatoriedad de escribir una u después de q, escribir Irak, pues la k no tiene esa restricción. De inmediato alguien podrá objetar que sí existen voces en que la q aparece sola. Mi respuesta podría ser la siguiente: a) Ninguna de ellas está sancionada, ni siquiera de manera indirecta, por la Academia. b) Se trata de vocablos registrados en enciclopedias poco escrupulosas desde el punto de vista de la coherencia alfabética. Baste un ejemplo: en la Enciclopedia Salvat, en la entrada Q se anota que "solamente se escribe seguida de una U', e, inmediatamente después, se anotan más de una docena de voces escritas con q sin u (todas ellas verdaderos rarismos, salvo una más conocida: Qatar). c) Aunque no valga la pena modificar la ortografía de una voz tan poco usual como ésta, debería verse en la Q de Qatar una excepción y no una regla (algo semejante a lo que sucede con la x de México, con la obvia diferencia de que a los de Qatar les tiene sin cuidado la forma en que los hispanohablantes escribimos la palabra, mientras que, como se sabe, la x de México ha sido motivo de no pocas polémicas).
        En resumen, considerando que en el DRAE no hay palabras ni españolas ni extranjeras hispanizadas que terminen en q; que, por lo contrario, sí hay algunas terminadas en k; que a la q siempre debe seguir una u muda y después una e o una i, y finalmente, que la letra k suele emplearse precisamente en palabras extranjeras que tienen, aun en posición final, el sonido velar oclusivo sordo, parece recomendable escribir Irak (con k final).

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