Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
TODOS SABEMOS QUE LOS ANGLICISMOS, y en general los extranjerismos léxicos, no son por fuerza lesivos. Debe tenerse en cuenta que muchas veces resultan no sólo convenientes, sino también necesarios, cuando vienen a satisfacer una necesidad, cuando expresan un significado que no tiene en español un significante (palabra) propio. Los préstamos léxicos son normales y beneficiosos en todos los idiomas. Recuérdese que la misma lengua inglesa tiene un alto porcentaje de voces extranjeras que nunca la han debilitado.
        Lo que debe evitarse es el empleo de extranjerismos no necesarios, de anglicismos y galicismos superfluos. Muchas veces su empleo se explica porque los hablantes ignoran la voz castiza correspondiente; otras veces se debe simplemente al prurito de imitación, al conocido complejo de inferioridad, a la admiración que suele tenerse por lo extranjero, etc. A cualquiera de esas causas o a todas obedece, creo yo, que muchos empleen bafles en vez de bocinas, conducir (una orquesta) en vez de dirigir, contactar por ponerse en contacto, póster por cartel, stand por puesto, presumir por suponer, etc.; así como el que no pocos comerciantes pongan a sus negocios nombres ridículos que muchas veces no están siquiera en un buen inglés o francés.
        Aunque no creo que todos estos anglicismos innecesarios ingresen al léxico común por la televisión y la radio, es innegable que estos llamados medios tienen a menudo una influencia decisiva en muchísimos hablantes que, sin el hábito de la lectura, toman a los locutores como modelos del buen hablar. Me parece que éste es el caso del anglicismo intercepción, que ha sustituido, yo diría que totalmente, a la voz hispánica. Interceptación, vocablo español correctamente derivado del verbo interceptar, significa 'la acción y efecto de apoderarse de una cosa antes que llegue al lugar o a la persona que se destina'. En inglés el verbo correspondiente es intercept, del que deriva el sustantivo interception. Intercepción no es, por tanto, sino un anglicismo innecesario. Se da aquí, sin embargo, el curioso fenómeno de que la casi totalidad de hablantes conoce y emplea sólo el anglicismo intercepción y, al preguntárseles cuál de las dos voces les parece preferible, sin titubeos opinan que nunca han oído interceptación, que la única voz correcta es intercepción. Ello tal vez puede deberse a que en cierta jerga propia de algunos deportes (el llamado futbol americano, por ejemplo), que suelen transmitirse desde los Estados Unidos, los narradores de la televisión traducen mal algunos vocablos, precisamente como interception (intercepción por interceptación). Tratándose de palabras poco usuales (fuera del contexto deportivo y de algún otro igualmente especializado), los hablantes se quedan con el anglicismo porque es la única forma que conocen. En el caso concreto de intercepción/interceptación, a estas alturas parece imposible eliminar el anglicismo, al menos en el español mexicano.

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